El Plan de la Mariposa remite desde su nombre a un vuelo especial, liviano y placentero, aunque con un destino claramente fijado. La banda que lo protagoniza surgió en Necochea para proyectarse en la escena nacional como una de las más potentes de la actualidad, y su gira “Incandescente” la trae a la Sociedad Francesa (San Juan 751) desde las 22, con su apuesta de una música sin condicionamientos ni repeticiones, que habla de una constante búsqueda creativa de un grupo de hermanos en expansión.

Como teloneros de esta velada, habrá dos grupos tucumanos: Ayahuasca Trip, próximo a lanzar su primer disco “La cuna”, y Matilda Lee, con su mezcla de rock, jazz, funk y pop.

El origen del Plan fue en el living de la casa de los Andersen. Los trillizos Máximo, Valentín y Camila comenzaron a compartir canciones y el entusiasmo se proyectó a sus hermanos Santiago y Sebastián, quien oficia de vocero.

“Nuestra dinámica es la de una familia, no sólo porque somos cinco hermanos de sangre sino porque los que se nos sumaron (Andrés Nor y Julián Ropero) ya forman parte de nuestra propia historia. Como nosotros fuimos criados en la misma casa y por los mismos padres, y estamos de acuerdo estéticamente en las cosas más profundas. Las discusiones son por los detalles”, le dice a LA GACETA.

- ¿Y son intensas?

- Hemos aprendido a dejar que las ideas decanten en vez de discutirlas en el momento, a que maduren un par de semanas. Siempre es rico darse tiempo para encontrar dónde apoyarse firme. Es parte de nuestro crecimiento, sin acelerarnos, para encontrar un lugar coincidente con lo que sentimos, alineado con nuestros sentimientos y viaje estético.

- Trabajan con una propuesta abierta y fusionando géneros...

- Mantenemos lo ecléctico a full en los recitales en vivo sobre todo, porque recorremos nuestros discos con varios estilos y energía, con momentos de mucho agite y otros más relajados e introspectivos. Pero sin ponernos solemnes, sino con una búsqueda liviana sobre las problemáticas del ser humano. En el gen está el clima de Necochea, que pasa del Caribe y a la Antártida. No buscamos generar un estilo ni anclarnos en uno: nuestra identidad es el cambio, la flexibilidad, la plasticidad mental de acomodarnos sin quebrarnos.

- Pero todo tiene un eje. ¿Cuál es?

- Creemos en la canción como ordenador de todo, que hasta determina una vestimenta. Es la que llama a los estilos que abordamos.

- ¿Tiene espacio el purismo en la música?

- Es posible lo puro, es una búsqueda artística totalmente válida como tantas otras, pero no es lo que nos interesa ahora. Todo va cambiando, nada es estático ni está siempre en el mismo lugar. Es la lógica de estar vivo, de lo que se mueve y construyendo su propia identidad.

- También plantean una base psicodélica en sus propuestas...

- La libertad de la psicodelia está buena para tomarla, con la improvisación como bandera, con la música en su intento de comunicarse con el alma, con la energía que tenemos adentro y que es más que el cuerpo que habitamos. Propone comunicarte con vos mismo, con el ser superior que está dentro tuyo, con una conexión interior

- ¿Cuál es la importancia del arte visual que aportan en escena?

- El arte visual es parte 100% de nuestra propuesta, estamos en un tiempo muy visual, en un mundo en el que estamos mucho tiempo viendo una pantalla. Tiene un alto grado de importancia, pero la canción es el eje de nuestro movimiento; desde ella y para afuera, le vamos adosando cosas para profundizar el viaje que plantea el tema, para abrir otros portales. Tiene un camino lúdico. Estamos en un estado de enlace, de tirar lazos para afuera para unirnos a otras personas y conocer otras culturas. Queremos seguir tejiendo redes en los lugares que pasamos por la gira para poder volver. La música abre puertas y, en espejo, con tu propio interior. Al cantar, te estás desnudando, mostrás tu forma de percibir el mundo.