Se dictó una condena y resarcimiento de $ 1,6 millón contra un abogado por amenazar con una pistola a los empleados de un comercio. Durante un juicio abreviado, se lo acusó de protagonizar un violento incidente en un local dedicado a la venta de artículos de informática, ubicado en avenida Sarmiento al 300.

La Unidad Fiscal de Delitos Flagrantes II, dirigida por Ernesto Salas López, logró un acuerdo de juicio abreviado con la defensa de Sergio Guillermo Gómez, que llegó a esta instancia imputado por el delito de amenazas coactivas agravadas por el uso de arma, en concurso ideal con tenencia de arma de guerra. 

Se trata de un abogado de 60 años, se presentó en un local de artículos de informática y amenazó con una pistola a dos empleados, a quienes les exigió la reparación de una computadora. El hecho ocurrió el 10 de febrero de este año, en un negocio ubicado en avenida Sarmiento al 300 de la capital.

Informe balístico

Los puntos del convenio fueron exhibidos por la auxiliar de fiscal, Cyntia Bono, quien narró la teoría del caso y reveló las pruebas reunidas a lo largo de la causa. Entre ellas, el informe balístico que determinó que se trata de una pistola calibre 11.25 (operativa al momento del hecho), la cual se encuentra entre las denominadas armas de guerra por ser un arma de uso civil condicional.

Las partes pactaron que el letrado sea condenado a tres años de prisión, dejando su cumplimiento en suspenso. Por otro lado, Gómez ofreció resarcir a las dos víctimas con el pago de $ 1,6 millón ($ 800.000 para cada una). Además, se acordó la aplicación al condenado de las siguientes reglas de conducta por el plazo que dure la pena: fijar residencia; restricción de acercamiento por un radio de 300 metros respecto de las víctimas y sus domicilios; y la prohibición de tener o portar cualquier tipo de arma de fuego.

En el local

El 10 de febrero de 2022, cerca de las 16.30, Gómez se apersonó en el local comercial ubicado en avenida Sarmiento al 300 y una vez allí comenzó a insultar a un empleado del lugar y a la encargada, exigiéndoles que le reparasen una computadora que su hijo había llevado al local. 

En ese momento, el imputado sacó una pistola calibre 11.25 (descargada) y del otro lado del mostrador apuntó al pecho del técnico (a una distancia de 90 centímetros), diciéndole “esta pistola sirve para que no me roben la moto y para no tener que traer nunca más mi computadora acá”.

Insultos y amenazas

La encargada le exigió que se retirara, mientras el empleado llamaba al Sistema de Emergencias 911. Gómez continuó con sus insultos y amenazas, hasta que se retiró del local y fue allí que, mientras se encontraba en la vereda a punto de subirse a la motocicleta en la cual había llegado, fue aprehendido por los motoristas del 911 quienes concurrieron en virtud del llamado de la víctima. 

Al acercarse los policías, el acusado sacó del baúl del rodado un cargador con seis cartuchos, lo colocó en el arma y se la entregó a los efectivos, procediéndose al secuestro de la pistola, el cargador y los cartuchos, que Gómez tenía sin la debida autorización legal, siendo trasladado a la comisaría Primera.