EL ORDEN.- Es fundamental, porque si uno es organizado tendrá que invertir menos tiempo en la limpieza diaria.
EL ORDEN II.- Si te acostumbrás a ir guardando cada cosa en su sitio cada vez que la usás, todo estará más ordenado (es además la mejor forma de que las cosas no se pierdan), y necesitarás menos tiempo que si hay que recoger todo el lío a la vez.
NO ACUMULES COSAS QUE INNECESARIAS. Si de tanto en tanto revisás armarios y tirás (o regalás) lo que ya no se usa, tendrás espacios más despejados y limpios.
LIMPIEZA: EMPECEMOS POR LOS PISOS.- Aunque estén hechos del mismo material: lo que ocurre sobre ellos es diferente. No es lo mismo la grasa de la cocina que los pelos del baño. Y si usás el mismo trapo, lo más probable es que los pelos del baño lleguen a la cocina. Y si además tenés un patio, también usá un trapo diferente, o llevarás a la casa polvo y tierra del exterior. Usar paños (o mechudos) de diferentes colores ayudará a distinguirlos con facilidad.
CAJAS Y CANASTOS.- Cuando cada cosa tiene su lugar, ordenar es más fácil. El recipiente de la ropa sucia es clave (especialmente si no tenés un lavadero separado). También es buena idea guardar los juguetes en cajas de plástico (mejor con tapa) y, para aprovechar mejor los espacios, usá canastitas en los armarios del baño y hasta en el placard.
EL BAÑO. Más allá de la limpieza profunda, es buena idea tener siempre un paño sólo para dar una pasada al lavatorio (y al espejo, especialmente después de la ducha) después de usarlo. Serán unos segundos, y ayuda a que el baño se vea más limpio a lo largo en el día a día.
EL MOBILIARIO MODERNO.- A diferencia de los bargueños de las abuelas, la “onda” actual son los muebles abiertos. Claro que se llenan de tierra. La solución : vitrinas cerradas para los objetos que sean más complicados de limpiar (y más delicados). Los protegerás del polvo y seguirán siendo decorativos.
LA ROPA: USO EFICIENTE DEL LAVADO. Muchas de nuestras abuelas llegaron a conocer el lavarropas automático; las más jóvenes, quizás también el lavavajillas. Pero el consejo habría sido unánime: “usalos a carga completa”. Será la mejor manera de no desperdiciar agua ni electricidad. Sin saberlo, empezaban ya a cuidar el planeta.
COMBATIR LAS ARRUGAS.- “Cuando saques la ropa del lavarropas, sacudila bien, para que quede lo más lisa posible. Y a las camisas ponelas en un percha, y acomodales el cuello”, nos dirían, y agregarían: “si hay que planchar una prenda, hacelo cuando esté apenas húmeda: hará más fácil el trabajo”. ‘
COMBATIR LAS ARRUGAS DE LA ROPA II.- Ordenando el armario plancharás menos, y si no acumulas lo que ya no te sirve (como con las ollas), pasará lo mismo. Y recordá que cuanto más cuelgues (en ligar de armar pilas de remeras), menos arrugas.
EN LA COCINA: OLLAS Y SARTENES.- Si no son de fondo antiadherente podés reflotar un truco casero pata eliminar pegotes y costras quemadas: poné a calentar tres dedos de agua hasta que hierva. Añadí dos cucharadas de bicarbonato, remové y dejá actuar 10 minutos. Después, lavala normalmente.
OLLAS Y SARTENES II.- Las de cero inoxidable pueden ponerse marrones después de cada uso. Para hacerlas brillar, agregá unas gotas de vinagre o jugo de limón al agua de lavado.
ORDEN EN LOS CAJONES.- También aquí la clave es hacer espacio: mantené de la batería de cocina sólo lo que realmente uses y esté en buen estado. Guardá ollas y sartenes de mayor a menor, una dentro de la otra, y con sus tapas en fila. Láminas antideslizantes en la base del cajón ayudarán a mantener todo en su sitio.