Las canchas por la que hoy corre Guillermo Coria, el ex tenista que responde al apodo de “El Mago”, no tienen nada que ver con esas superficies de polvo de ladrillo que fatigó hasta retirarse. Pero él asegura que, por tratarse de algo nuevo, lo ponen más nervioso que cuando tuvo que enfrentar al mallorquín Rafael Nadal. Coria se mueve en el espacio donde todo el movimiento consiste en estar sentado frente a una pantalla con las manos, los dedos y la mirada en tensión, en un juego que se gana o se pierde, pero no se puede dejar. Llegó allí por casualidad gracias a sus hijos y a la pandemia. Y vio futuro donde otros sólo ven una pérdida incomprensible de tiempo. Así nació en 2020 su organización de gaming con nombre muy argentino, Pampas.
Pasaron dos años, y esta noche hay champán y contacto social en el piso 28 del edificio que el Banco Macro tiene en la zona de torres corporativas ubicadas a la orilla del Río de la Plata. Coria luce una camisa abierta y, abajo, la camiseta de la casa anfitriona. Un set de computadoras de escritorio con la estética gamer y, por supuesto, jugadores jóvenes que pululan por el salón con su estilo desenfadado (pantalones a cuadros, flequillos teñidos, gorras, gorros y piercings) brindan el tono a este acontecimiento que tiene al “Mago” en el centro de la escena. Es la primera vez que una empresa como Macro, auspiciante de equipos profesionales de varias disciplinas, incursiona en el planeta del deporte electrónico. El clima disruptivo subraya la expectativa: tanto los ejecutivos como los Pampas consideran que esta alianza es un salto que valida el crecimiento de un entretenimiento que proyecta oportunidades de negocio semejantes a las ofrecidas por el tenis y el fútbol.
Mientras circulan copas y canapés, Coria toma la palabra y anuncia que, a partir de ese instante, su empresa se llama “Macro Pampas”. El capitán argentino de la Copa Davis define la fusión como un “hito” porque pone a dos proyectos “nacidos y criados en suelo argentino” en órbita con un plano de la virtualidad que ofrece posibilidades incalculables. A su lado, Gustavo Manriquez, gerente general del Banco, también se pone la camiseta negra de su nuevo socio, aunque encima de la camisa blanca con sus iniciales bordadas con la que enfrentó el miércoles financiero. Según su criterio, este patrocinio es la puerta de entrada hacia un segmento de consumidores que demandan productos específicos. Manriquez imagina en voz alta el momento en el que los chicos hagan un alto en el juego porque necesitan abrir una cuenta bancaria y quiere que la respuesta sea Macro.
Dónde está la realidad
El gamer hipotético de Manriquez podría ser Josías Altamirano, alias “Soco”, un as del Rainbow Six Siege con varios campeonatos sudamericanos ganados y cuyo trabajo en Macro Pampas le permite lo que creía imposible cuando empezó a jugar: pasar el día frente al monitor, compitiendo o entrenando conectado con otros como él, a sabiendas de que con esa actividad ayudará a mantener a su familia y eventualmente se convertirá en ídolo de una tribu global. El horizonte no tiene techo para este muchacho del conurbano bonaerense nacido en 2001 que, según Liquipedia (la enciclopedia de los deportistas electrónicos), ya ganó títulos por aproximadamente U$S 7.300. Aquella web registra 68 competidores y 13 “escuderías” de eSports con la bandera argentina.
Detrás de “Soco” está la estructura que armó Coria para convertir el talento amateur en un capital a la altura de las ligas internacionales. En una conversación posterior a la oficialización del auspicio de Macro, “El Mago” cuenta que implantó en este rubro digital su experiencia como tenista profesional. Entonces el equipo incluye, entre otros asistentes, un psicólogo, un jefe de prensa y, desde luego, entrenadores. Cada juego tiene su arte y en Macro Pampas por ahora apuestan a estos cuatro: League of Legends, Valorant, Rainbow Six Siege y Free Fire. En los planes está incorporar el popular Counter-Strike: Global Offensive. Quien crea que se trata de “un juego de niños” se equivoca de punta a punta. El Counter-Strike exige una altísima capacidad de coordinación e inteligencia para completar operaciones militares sofisticadas. Según la compañía que lo creó, este eSport lanzado en 1999 tiene más de 20 millones de jugadores.
El nivel de complejidad y la cultura del gaming atraparon a Coria. “Estoy fascinado”, admite. Parece un universo de puras abstracciones y códigos inteligibles sólo para fanáticos, pero todo se vuelve material cuando se advierte que los jugadores profesionales se compran y se venden; que los contratos por la transmisión de los torneos son cada vez más valiosos; que alrededor de cada juego existe una comunidad de seguidores que adquiere desde productos tecnológicos hasta remeras oficiales; que la industria de fabricación de games es una de las grandes demandantes de programadores, diseñadores y científicos de datos, y que, en definitiva, ese mercado ascendente responde a la vida que se puede hacer en el entorno de los eSports.
Y la vida se parece cada vez más a un deporte electrónico y no al revés. Lo prueba el juego Democracy4, que plantea el desafío de asumir la presidencia de un país y de gobernarlo para transformarlo a gusto (con decisiones sobre las políticas, las leyes, etcétera) mientras se trata de mantener la popularidad necesaria para volver a ganar las elecciones. “Ahora eres el presidente, ¿qué harás primero? ¿Impondrás impuestos a los ricos? ¿Ayudarás a los pobres? ¿Recibirás dinero de las grandes corporaciones? ¿Serás asesorado por capitalistas? ¿O por socialistas? ¿Intentarás reformas o sólo tratarás de manejar lo que hay? ¿Te convertirás en un dictador autoritario o intentarás ganarte lealmente tu reelección?”, interroga el video de introducción a una simulación que quizá sea la escuela de los próximos líderes políticos.
Por la comunicación
Coria dice que no se entretuvo con la Play Station mientras intervino en el circuito de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), donde llegó a ocupar el puesto número 3 del ranking mundial, porque era muy riguroso con sus descansos y sus horarios. Se la pasaba de viaje y casi no tenía tiempo fuera de su rutina tenística. Después de que colgó el raquetero -en realidad, siguió cerca de la disciplina por medio de otras actividades, incluida la actual capitanía del plantel argentino de la Davis-, Coria encontró el espacio para explorar otros ámbitos. Durante el confinamiento se interesó por los juegos electrónicos que sus hijos practicaban en línea junto a sus amigos. Probó con su hermano y también tenista, Federico Coria, y otros colegas del deporte convencional, y se enganchó hasta el punto de investigar cómo funcionaba el sector en Europa y Estados Unidos, y fantasear y ejecutar la fundación de Pampas.
“Llevamos al gaming la misma mentalidad del tenis. Yo tengo un mensaje de educación, en especial para los amateurs. Primero están la escuela y sus actividades; después los deportes al aire libre, y, a continuación, los juegos en la computadora o en la Play durante un tiempo razonable. No creo que sea bueno estar todo el día encerrado”, explica. Coria es consciente de que hay peligros reales dentro de la pantalla porque los jugadores se contactan con desconocidos de cualquier parte. “Hay que estar atentos y ser cuidadosos”, agrega.
En el punto en el que el juego deja de ser un pasatiempo para convertirse en una fuente de ingresos, los e-deportistas deben adquirir los hábitos y someterse a los controles propios de sus alter egos tradicionales. Coria revela que, dependiendo del eSport que elijan, esos jugadores logran ganancias mayores que las que conseguirían en ocupaciones convencionales. “Los juegos electrónicos sí pueden ser una salida laboral para las nuevas generaciones”, precisa. “Pero por ahora es una realidad a la que pocos acceden. Por eso nosotros insistimos en que estudien en paralelo, porque no se sabe hasta dónde llega esta carrera y si podrán hacer una diferencia”, expresa el ex tenista. En el presente, el “staff” de fichajes de Pampas tiene entre 14 y 25 años, y dedica en promedio entre seis y ocho horas diarias a perfeccionarse.
¿Cómo compatibiliza Coria su pasado de smashs y drives con esta actividad 100% cerebral y sedentaria con impactos en la vista, los oídos, la columna, la nuca, el codo y las muñecas? Él dice que, al igual que en el tenis, el buen rendimiento en los deportes electrónicos depende del trabajo con el cuerpo y el bienestar emocional. El cofundador de Pampas asegura que con una comunicación adecuada se pueden desmontar los prejuicios y miedos asociados al gaming. “Yo creo en el diálogo entre padres e hijos, y en la posibilidad de entendernos. Ir al choque es peor”, acota.
Al aplicar aquella receta, Coria descubrió una veta para emprender y hacer negocios donde tenía cabida su trayectoria. Eso sí: se conforma con ser la cara de la marca Macro Pampas porque en la dimensión de los eSports se reconoce como un jugador de “medio pelo” que apenas logra manejar el joystick con cuatro dedos.