Luego de algunos retrasos, fruto de las inclemencias climáticas, ayer arribaron a Mate de Luna y Amador Lucero las dos partes de la pasarela de 38 metros del nuevo puente peatonal que se instalará en esa intersección. Sólo restan 20 días para terminar la obra, adelantó a LA GACETA Alfredo “Fredy” Toscano, secretario de Obras Públicas de la capital.
El tránsito en la avenida estuvo interrumpido desde la mañana, pero no fue hasta que pasadas las 10.30 llegaron dos grandes camiones con las estructuras. Vecinos, curiosos y hasta estudiantes de la escuela Patricias Argentinas se acercaron a ver qué pasaba. Con celulares en mano (para llevarse una buena foto), decenas de personas se llegaron hasta las cercanías de la estructura. Y es que por fin, después de un año, el puente ya está en su lugar de emplazamiento.
Además de las dos partes de la pasarela, también se instaló una gran estructura de hierro naranja sobre la que se depositaron los dos extremos de las dos partes. “Eso se va a ensamblar el lunes; una vez listo, se levantará el puente (se espera hacerlo ese mismo lunes) y ya seguiremos con las otras cuestiones: el piso, todos los ductos para los cables, la base para el ascensor, y todos los detalles faltantes”, adelantó Toscano.
¿Y el tránsito?
Toscano aseguró que la circulación vehicular estará interrumpida hasta el lunes por la tarde en ambas trochas de la avenida Mate de Luna, entre Pellegrini y Amador Lucero. “Los que vengan a la ciudad podrán desviarse en Chiclana hasta Crisóstomo Álvarez, luego tomar Pellegrini y retornar hacia Mate de Luna”, indicó el funcionario. En sentido contrario, los vehículos deberán doblar en Paso de los Andes, hasta San Martín, y luego hasta avenida Ejército del Norte. Estos serán -en ambos sentidos- los recorridos que harán las líneas de ómnibus que atraviesan la avenida, al menos hasta el lunes próximo, siempre y cuando la situación climática no produzca otros retrasos.
Los vecinos, contentos
La llegada de los camiones no pasó inadvertida. Desde los balcones o desde las puertas de sus casas, los vecinos se asombraron al ver que ya falta poco para que el puente esté listo. “El puente anterior estaba muy deteriorado y había que cambiarlo; durante este tiempo fue y es bastante difícil vivir acá, pero hay que ver lo positivo... esto va a ser para mejorar la zona”, indicó Graciela, que vive hace 25 años frente al puente. “No lo usamos mucho por el tema de la seguridad... era la boca del lobo. Subís y no sabés qué te espera del otro lado -reflexionó-; pero esto va a ser un gran cambio y un beneficio para los chicos”