En el marco de la jornada sobre plantación y cosecha en caña de azúcar que organizó la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), especialistas de la entidad agrocientífica destacaron la importancia de la certificación localg.a.p. Se trata de una herramienta de adhesión voluntaria que permite al productor cañero de Tucumán demostrar que no usa el fuego en ninguna etapa del cultivo de caña de azúcar y hace todo lo posible para evitar quemas accidentales en sus campos.

Para certificar estas normas hay que cumplir un protocolo relativamente sencillo, que entre sus puntos más destacados exige que los callejones del campo se encuentren rastreados para evitar el paso accidental del fuego, que haya cartelería visible en el predio sobre qué hacer en caso de incendio, y contar con al menos una persona capacitada entre el personal de campo para el manejo del fuego.

El protocolo completo se encuentra disponible para su descarga, en la página de la Mesa de Gestión Ambiental de Tucumán, www.mgatucuman.org.

Por otro lado, Juan Fernández de Ullivarri, de la sección Agronomía de la Caña de Azúcar brindó recomendaciones para que se realice una cosecha eficiente.

“En años donde hay poca disponibilidad de caña resulta fundamental que toda la caña de azúcar producida en el campo llegue al ingenio. Para lograr esto, es importante hacer un control de la cosecha y minimizar las pérdidas durante este proceso”, señaló.

Ullivarri hizo hincapié en que dentro de las pérdidas de cosecha, hay que prestar especial atención a las que se producen en el troceado y las generadas por el extractor primario. “Un troceado corto puede asegurar una mejor limpieza y una mayor densidad de carga; sin embargo, al acortar el troceado, aumentan significativamente las pérdidas de azúcar. Un troceado promedio de 12 cm puede aumentar las pérdidas entre un 8% y un 10%. Un troceado recomendable seria cerca de 20 cm, para asegurar una buena densidad de carga, una limpieza adecuada y reducir las pérdidas de azúcar”, detalló.

Respecto de las pérdidas por extractor, dijo que pueden llegar a ser muy importantes; sobre todo en cañaverales de baja producción. Por lo tanto, en esos casos no es recomendable que se utilicen velocidades mayores a 900 rpm en extractor primario. En caso de requerir una mejor limpieza de la caña, resulta más eficiente para disminuir los niveles de trash, reducir la velocidad de avance de la máquina que aumentar la velocidad del extractor primario.

“En todos los casos, siempre es recomendable hacer un seguimiento de la cosecha y controlar las pérdidas. De esa forma se podrá regular la máquina lo más eficientemente posible y minimizar la cantidad de caña que se deja en el campo, asegurando una mayor rentabilidad y una mayor recuperación de azúcar”, señaló.