En cada una de sus intervenciones públicas desde el inicio de la invasión rusa, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski pidió armas para la defensa de su país. La solicitud dio frutos porque el equipamiento militar se llevó más de la mitad de los 64.600 millones de euros (alrededor de ocho mil billones de pesos argentinos según la tasa media de conversión de mercado) que recibió Ucrania entre el 24 de enero y el 10 de mayo. La composición del material bélico donado por los países aliados quedó a la vista gracias a un estudio del Instituto Kiel para la Economía Mundial. Esa investigación expone que Estados Unidos y sus socios remitieron a Kiev armas pesadas poderosas como obuses, tanques, drones, helicópteros, etcétera.

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La Casa Blanca, principal donante global de Ucrania, destinó a la ayuda militar 24.000 millones de euros en el período considerado: 14.000 millones en bienes en especie y fondos por 10.000 millones para comprar armamento. Las cifras concretas son elocuentes para ilustrar esta superioridad. Del “Rastreador de Apoyo a Ucrania” (The Ukraine Support Tracker) que elaboró el Instituto Kiel, institución científica alemana, surge que Ucrania recibió en total al menos 153 cañones obuses, 90 de ellos de parte de Estados Unidos (la cantidad cierta de obuses es desconocida puesto que faltan detalles sobre las donaciones de esta clase de arma pesada que hicieron Italia y Bélgica).

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Reino Unido se ubica en segundo puesto en cuanto a los donativos para el área de defensa con el 10% del presupuesto de Estados Unidos: 2.340 millones de euros. A continuación vienen Polonia (1.520 millones de euros), la Unión Europea (1.500 millones de euros) y Alemania (1.390 millones de euros).

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El “Rastreador de Apoyo a Ucrania” monitorea las transferencias materializadas por 37 gobiernos y la Unión Europea. El documento presentado el mes pasado -las cifras son actualizadas periódicamente- revela que en marzo los países fueron en general cautos en cuanto al requerimiento de ayuda militar de Zelenski. En el primer mes del combate, sólo Estados Unidos y algunos países de Europa del Este habían enviado armas pesadas a Ucrania, mientras que los países de Europa Occidental y del Norte prefirieron contribuir con armas de infantería o armas portátiles antitanque (por ejemplo, Javelins, y lanzadores NLAW o MILAN)”, refieren los investigadores Arianna Antezza, André Frank, Pascal Frank, Lukas Franz, Ekaterina Rebinskaya y Christoph Trebesch. Y añaden: “en el transcurso de abril, sin embargo, más gobiernos occidentales se sumaron al envío de armas pesadas a Ucrania” (tal y como muestra el cuadro incluido en esta producción).

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La pregunta es cuál es el margen que tienen los Estados para seguir armando al Ejército al mando de Zelenski sin que ello sea interpretado por el autócrata Vladimir Putin como una declaración de guerra contra Rusia. Mientras tanto, la ayuda sigue llegando. Según publicó ayer el diario The Wall Street Journal, el presidente estadounidense Joe Biden baraja dar un paso más y enviar a Ucrania cohetes con guía de precisión capaces de destruir objetivos situados a 60 kilómetros de distancia.