El censo que se realiza hoy de manera presencial tiene como lema “ReConocerNos”. Sin embargo, tal y como están diseñadas las encuestas, habrá varios datos sobre la Argentina actual que corren el riesgo de no saltar a la vista.
Si bien el Censo 2022 incorpora nuevas preguntas y tiene una mayor inclusión, hay aspectos que serán imposibles de medir según el cuestionario que fue diseñado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Las preguntas sobre personas con discapacidad, sobre migraciones y sobre lenguas indígenas, entre otras, parecen ser las que concentran la mayor cantidad de cuestionamientos, aunque desde el propio Indec afirman que este censo, en algunos casos, es sólo un primer paso para estudios y encuestas posteriores que permitirán profundizar los datos.
Sin estado civil
Un detalle que el censo, por primera vez, no develará es el estado civil de las personas o situación de convivencia, que sí estuvo presente en todos los relevamientos anteriores. De hecho, en 2010, se vio que cuatro de 10 personas que vivían en pareja lo hacían en una convivencia no matrimonial.
Otra duda que dejarán los formularios, y que varias asociaciones la reclamaron, tienen que ver con la discapacidad. Se considera que la manera en que el censo busca obtener información sobre este tema no es la adecuada y contribuye a la invisibilización de este colectivo. Puntualmente, se consulta por la dificultad de las personas para movilizarse, recordar o concentrarse, comunicarse, oír, ver y, por último comer, bañarse o vestirse solo. Nunca se menciona la palabra “discapacidad”. No hay una consulta clave sobre personas con síndrome de Down, por ejemplo. Tampoco se precisa la discapacidad intelectual.
Fernando Longhi, investigador del Conicet y docente de demografía, considera que el censo 2022 hace una aproximación superficial sobre la discapacidad en el país. “Pregunta a título declarativo si existe alguna limitación, pero no pide el certificado ni constancia, detalles que serían útiles para empezar a localizar una población, medir el grado de discapacidad y en qué condiciones se encuentra. El cuestionario debería ser más exhaustivo en este punto”, dijo.
La pregunta sobre migración es otro punto que dejará algunas dudas, según Longhi. “Para empezar no se indaga sobre la nacionalidad, lo cual permitiría identificar los nativos y los extranjeros. En cuanto a la migración interna, el censo pregunta en qué provincia vivía hace cinco años pero no precisa la localidad. No sabemos, por ende, si hay una localidad que estaría expulsando habitantes para investigar cuáles son sus falencias”, evaluó.
Particularidades
“Cada censo tuvo su peculiaridad. El primero, en el año 1869, no censó la población aborigen porque no consideraba que eran habitantes del territorio argentino, por ejemplo. En 2001 se trató de recuperar esa categoría y se comenzó a preguntar a las personas si pertenecían a algún pueblo aborigen. En el 2010 se repite esa pregunta y además se incluye la consulta sobre afrodescendientes”, detalló.
Sin embargo, estas preguntas apuntan a si las personas se reconocen pertenecientes a pueblos indígenas o descendientes. “Creo que tiene un alcance a medias. Igual con el tema uso de la lengua. Recién si la persona responde que pertenece a un pueblo aborigen le consultan si usa algún tipo de lengua. En estudios que realizamos, encontramos que en lugares donde no hay demasiada adscripción a pueblos indígenas sí se hablan diferentes lenguas”, precisó.
Por último, sostuvo que el próximo censo sí debería incluir la pregunta del DNI, dato que permitiría cruzar información para saber con más precisión el nivel de cobertura de salud, asignaciones, las condiciones en que viven las personas y estadísticas educativas, entre otras cosas. “Lo revelador del censo no es saber cuántos somos, sino cómo somos: el nivel que alcanza el analfabetismo, la ocupación, cuántas personas acceden al sistema de salud, cuántos jóvenes de entre 15 y 24 años no estudian ni trabajan, cuántos son los que están fuera del sistema, cuantas jefes y jefas de hogar tienen pocos años de educación formal. Toda esa información, al ser un barrido nacional, se puede desagregar y hacer distintos mapas que sirvan para la creación de políticas públicas”, concluyó.
Lo que podremos saber
Cuántos somos. Es la primera información que revelarán, hoy probablemente cuando termine el censo. A partir de las estimaciones demográficas se espera que en el país habiten 46.234.830 de personas. El crecimiento sería de 6.117.734 habitantes con respecto al Censo 2010 (40.117.096).
Otra de las novedades que se esperan tiene que ver con el rango etario. Por ejemplo, se sabe que el rango 15-19 años sufrió un decrecimiento con respecto al último censo, ya que presenta un coeficiente negativo de 0,9%. Aunque luego los especialistas harán un análisis más profundo, no descartan que los accidentes de tránsito sean parte de la explicación.
En todos los otros grupos se estima que habrá un crecimiento, especialmente en la tercera edad. Por ejemplo, una sorpresa serían los mayores de 100 años. Se cree que esta población experimentó un incremento del 248,7 % respecto a 2010. Los adultos de entre 90 y 94 años habrían aumentado un 76,3% y de 95 a 99, 148,2%.
En cuanto a Tucumán, las proyecciones indican que podríamos encontrar una población de más 1,6 millón (en 2010 había 1.448.188 habitantes).
Longhi comenta, sin embargo, que puede haber algunas sorpresas. ¿La razón? La pandemia. Esta crisis sanitaria sin precedentes puede haber dejado una huella en las proyecciones que tenían.
Algunas cosas ya se están hablando entre los demógrafos. Por ejemplo, que el crecimiento poblacional puede no haber sido tan acelerado como se creía o que la pandemia puede haber impactado en las causas de mortalidad y en la esperanza de vida. Hay que ver también qué paso con las migraciones internas: mucha gente dejó la ciudad para irse a vivir a otras localidades del Gran San Miguel de Tucumán o a sitios de veraneo como Tafí del Valle.
“Creo que este censo nos puede llegar a sorprender. Tenemos los datos de 2010 y cuando tengamos los de 2022 tendremos que empezar a reconstruir todo lo que pasó en el medio”, adelantó.
Chequeo médico
Julio Saguir, secretario de gestión pública y planeamiento, y coordinador del consejo provincial censal, define al censo como un chequeo médico que nos hacemos como sociedad cada 10 años. “Es como una tomografía del cuerpo social que nos permite ver lo que está bien, lo que está mal, en qué se trabajé con eficiencia y en qué puntos no, cuáles son los problemas de difícil solución”, enumera-
“Al ser el relevamiento más importante y generalizado, casa por casa, permite tener una muestra muy específica de indicadores importantes como acceso a la salud, a los servicios, privación material de hogar, entre otros. Todo esto, además, se puede comparar con los anteriores censos; nos permite ver la evolución”, señaló.
En cuanto a las críticas por la falta de algunas preguntas, el funcionario explicó que no se puede preguntar todo. Se debe elegir y, en esa elección, pueden quedar afuera algunas cuestiones. “Lo más importante es tener información critica sobre el bienestar del hogar y sus integrantes”, puntualizó
Entre las sorpresas que encontraremos, según anticipó Saguir, es que hubo un crecimiento demográfico importante en la distribución de la población provincial. “Hay municipios que crecieron en forma exponencial; algunos del área metropolitana y otros que no”, puntualizó.
Las estimaciones del Indec ya muestran que la capital es el departamento que menos creció. En el otro extremo, la sorpresa es Lules, que sería la localidad que más habitantes sumó. Le siguen Yerba Buena, Tafí Viejo y Trancas.
Otra situación que los sorprendió, según Saguir, es la gran cantidad de tucumanos que se sumaron al censo digital. Pensaban que un 20% lo iba a hacer y fue casi el doble. Hasta hoy a las 8 de la mañana se puede realizar la encuesta on line. Después de esa hora, ya habrá que esperar que pase el censista por nuestras casas.