“Tenemos la tranquilidad de que se hizo justicia, al menos obtuvimos eso, pero el daño fue muy grande. Además del hecho que sufrió mi hija, sufrimos mucho en las redes sociales, donde allegados a los condenados nos llamaban ‘muertas de hambre’, decían por todos lados que sólo queríamos plata y ayer demostramos que no era así, que nuestra denuncia era real y que el abuso existió”, le dijo a LA GACETA Érica, la madre de A., la joven de 24 años que el año pasado fue abusada sexualmente por tres hombres durante una fiesta en una vivienda de Burruyacu. El miércoles, en debate oral, la jueza Isolina Apás Pérez de Nucci encontró culpables a los tres imputados Rafael Benjamín Padilla, Hugo Maximiliano Décima y David Nicolás Aranda y los condenó como coautores a 10, 9 y 8 años respectivamente por la violación.
Ante la denuncia de abuso sexual en una escuela de Tucumán, apartan a la directora de su cargoA pesar de haber conseguido justicia, Érica indicó que no recuperan la paz. “Vivimos con la incertidumbre de que nos hagan algo. En su momento nos hostigaron y amenazaron y hoy sentimos miedo. La jueza ordenó que haya una guardia policial en mi casa pero lo mismo no vivimos tranquilos. A pesar de la condena, ellos siguen sosteniendo que todo esto fue armado, no pueden aceptar que yo, ‘la muerta de hambre’ que los enfrentó, tenía razón y se lo probamos en juicio”, enfatizó la madre, que instó a su hija a que denunciara el hecho y la acompañó en cada circunstancia.
Tucumán: detienen al quiosquero de una escuela tras una denuncia por abuso sexualLA GACETA no pudo contactar a A., quien luego de la sentencia prefirió desconectarse -al menos por un momento- del tema. “Anímicamente ella está muy desmejorada por lo que significó el proceso y revivir todo en el juicio. Ayer se tomó su tiempo para despejarse y pasó el día con su hija. Permanecemos todos en Burruyacu, encerrados por temor”, sintetizó sobre ese tema la madre.
“Burruyacu es muy tranquilo. Los vecinos nos acompañaron en silencio porque al ver la hostilidad con la que nos trataban los violadores, hoy con la condena ya podemos llamarlos como corresponde, la gente temía de involucrarse mucho. Ayer todo cambió, muchos vinieron a visitarnos y a felicitarnos, porque desde el principio dijimos la verdad”, consideró Érica.
Por último destacó la labor que tuvieron los auxiliares fiscales Andrea Carlino y Leonel Sosa durante la investigación del caso. Ambos responden a la fiscal María del Carmen Reuter. “En especial debo agradecer al doctor Gustavo Morales (asumió la querella) porque nos acompañó desinteresadamente, nunca nos cobró un peso y sin su ayuda no habríamos llegado a este resultado”.
Morales por su parte expresó: “fue un fallo técnicamente impecable. Pedí que además de la condena se someta a los culpables a programas educativos y de reinserción sobre los derechos de las mujeres, porque estos casos se deben resolver no sólo con el derecho penal sino también con la educación”.