En busca de inversores para el yacimiento de Vaca Muerta, el presidente Alberto Fernández inició esta semana una gira por Europa y, desde España, afirmó que Cristina Fernández "no es mi enemiga. Mi enemigo es Macri", al que le indilgó la mayoría de los problemas económicos y sociales con los que tuvo que lidiar su Gobierno.
En un extenso reportaje concedido a El País de España, Fernández se manifestó en contra de la invasión rusa a Ucrania y explicó que sus visitas previas a Moscú y a Beijing no respondieron a un alineamiento. "No fui a ver a Putin por la guerra, lo fui a ver porque Argentina necesita inversiones y Rusia expresaba interés de invertir. No fui a hablar con Putin de la guerra, días después también hablé con el chino Xi Jinping. Algunos medios argentinos, con posiciones dominantes en el mercado, quisieron convertir esto en un alineamiento ideológico que no es. Somos firmes defensores del multilateralismo, creemos que Argentina debe conectarse con el mundo sin alineamientos automáticos y respetar las reglas del derecho internacional", respondió el mandatario.
Además, sostuvo que después de una pandemia que le costó la vida a millones, y a más de 100.000 argentinos, "es éticamente imperdonable entrar ahora en una guerra".
"Nunca el mundo se beneficia con una guerra. Suben los precios, pero también en Argentina suben los alimentos, y eso repercute en la inflación. Lo único que tenemos es un excedente de gas que nos permite contener los precios de la energía", explicó Fernández, que fue a España a buscar un aliado ante las dificultades europeas para distribuir el gas ruso.
En otro tramo de la entrevista, el argentino habló sobre los cortocircuitos que se agudizaron con la vicepresidenta después del acuerdo con el FMI. "Creo que (la de Cristina) es una mirada parcial, absolutamente económica, que desatiende todo lo que nos tocó pasar en el medio. Vivimos una pandemia, una tragedia que la humanidad vive muy de tanto en tanto".
También reafirmó que, aunque escucha y no desprecia la opinión de su compañera de fórmula en 2019, en su Gobierno es él quien toma las decisiones y le bajó el tono a una disputa por la reelección. "No estoy pensando en 2023. Estoy pensando en qué puedo hacer para que esta guerra se termine. Para 2023 falta mucho tiempo. En Argentina el reloj corre de otro modo".
Además de sostener que "seguramente tendremos cosas que habremos hecho mal", volvió a poner a la pandemia y a la Presidencia de Mauricio Macri. "Lo que sí pasó es que hubo un gran desánimo en la gente, un martilleo permanente de algunos medios. Si cerrábamos era un problema, si abríamos era un problema. Hicieron creer que las vacunas estaban poco probadas. Eso fue llegando al ánimo de muchos argentinos. Es hora de que empiecen a ver el tiempo que nos tocó vivir y los resultados positivos que obtuvimos".
Sobre su antecesor en el sillón de Rivadavia, fue contundente. "Si los argentinos vieran lo que yo me encuentro día a día, nunca pensaría en volver a entregar el poder a Macri ni a nadie que se le parezca. El daño que hizo Macri a la Argentina es incalculable. La desaprensión es imperdonable. Macri ha sido el más dañino. Por eso, con todo respeto, durante la entrevista me invitó a subirme a un ring a pelearme con Cristina, pero ella no es mi enemiga, mi enemigo es Macri. Y a quien tengo que pelear si quiero una Argentina más junta es a Macri, no entre nosotros", puntualizó.
Por último, a cerca del futuro que le espera a nuestro país, con cuantiosos pagos al FMI en el horizonte, una inflación descontrolada y con las reservas exprimidas, Fernández se mostró optimista. Argentina, con la cantidad que tiene y proyecta tener, va a ser de los más importantes proveedores de energía del mundo. Eso puede resolver el problema de los dólares. Tenemos 10 años por delante muy buenos. Pero tenemos que hacerlo bien. Nadie puede vivir con déficit permanente. Eso hay que corregirlo".