Luego de una larga espera, cientos de gritos, algún insulto cómplice y hasta canciones religiosas de por medio, el público está en silencio. Suena música incidental y una cámara enfoca dos piernas. Eso es todo. No hace falta más para que el Club Floresta estalle en gritos. WOS ya está en el escenario.
Cerca de las 23 -casi dos horas más tarde del horario anunciado- empezaron los acordes de su canción “Buitres”. “Quiero despertar sabiendo que vale la pena, sin más dilema / estoy en el fondo de todo, acá la luz no llega”, fueron las palabras con las que abrió su primer gran concierto en Tucumán. Y el público lo recibió con todo: en el predio no cabía un alfiler y los gritos eran tan fuertes que casi tapaban la voz del artista.
Una vez que arrancó, cantó sin parar. “Culpa”, “Andrómeda”, “Convoy jarana” y “Okupa” fueron las primeras. Un éxito detrás del otro. Cada canción más aplaudida que la anterior. A lo largo de casi horas hubo un gran despliegue de luces y sonido; con músicos en riguroso vivo la joven promesa de la música hizo alarde de su gran talento vocal y sus aptitudes musicales.
Un showman
Durante el concierto, y para deleite de sus fanáticos, WOS se animó a tocar la guitarra y la batería. Cantó, obviamente, pero también rapeó, improvisó y hasta hizo unos pases de beatbox. Y todo eso sin descuidar al público. “Les pido que se cuiden y que, cualquier cosa que necesiten, se acerquen a los puestos de hidratación”, repitió en más de una ocasión. E incluso paró el concierto para lanzar -con mucho cuidado- a la multitud algunas botellas de agua.
La de WOS fue una noche repleta de emociones. Sus fanáticos vibraron, danzaron, saltaron y hasta lloraron. Grupos de amigos, padres que acompañaron a sus pequeños hijos, parejas, familias enteras e incluso algunos solitarios, todos vivieron una experiencia inolvidable. Y es que Valentín -como sus propios fanáticos lo llamaron durante el concierto- hace y canta de todo.
Nada tiene que envidiarle a aquellos artistas “completos” de otras épocas. Él es uno de ellos. Y con total profesionalismo supo llevar a su público a celebrar, a cuestionar y hasta a sentir mariposas en el estómago. Es que con “Alma dinamita” bajó las ansias de los presentes y creó un clima digno de un baladista, para luego levantarlo con el rock “40” y transformarlo en crítica con “Que se mejoren”. “Esta es una canción para los mediocres, pero va con amor. Porque odio con odio no va”, dijo antes de empezar.
Solo, con una guitarra acústica presentó “Arrancarmelo”, su nueva canción. A esa le siguieron “Contando ovejas”, “Niño gordo flaco”, “Fresco” y, más tarde, su más grande éxito: “Canguro”. Y ahí se confirmó todo: WOS es un fenómeno musical que mueve multitudes. Tanto que no lo dejaban irse del escenario. “Una más y no jodemos más”, empezaron a repetir los presentes. Y aunque cumplió con los pedidos y entonó “Púrpura”, sus fanáticos siempre querrán otra. Una y otra vez...