No todo es fútbol en Bolívar y Pellegrini. Mientras Pablo De Muner y sus pupilos trabajan tratando de recuperar su mejor versión, los dirigentes siguen con la idea firme de que La Ciudadela muestre cada día una imagen más bonita.
Si bien la primera etapa de obras va ingresando en la fase final (restan algunos detalles en diferentes aspectos, entre los que se destacan el nuevo museo y el restobar), hoy todas las fuerzas están puestas en que el campo de juego llegue en las mejores condiciones al partido del próximo lunes, desde las 21.10, contra Instituto.
Al otro día de la caída contra Mitre de Santiago, los encargados de su mantenimiento, liderados por Walter Aciar, comenzaron un trabajo intenso para que el buen estado que viene mostrando desde hace tiempo el terreno no se altere por nada del mundo.
“Hemos iniciado el trabajo de resiembra. Este proceso consiste en eliminar en forma mecánica la base del pasto primavera-verano para incorporar la variedad ryegrass perenne, que se usa durante las estaciones de otoño e invierno”, le contó Aciar a LG Deportiva.
En ese sentido, el tiempo era una de los grandes enemigos que tenían en La Ciudadela. El primer paso, pocas horas después del último partido que el equipo jugó como local, fue realizar un corte casi al ras. “Bajamos a 12 milímetros y realizamos cortes verticales. Ese trabajo permite abrir la trama de la especie verano, para alojar allí las semillas de invierno. Durante ese proceso, el campo queda casi pelado; pierde todo la masa foliar y hasta luce como si estuviera quemado”, explicó quien además de ser el responsable del campo “santo”, trabaja en Chacarita, Racing, Argentinos y Banfield, entre otros clubes de Buenos Aires.
Las bolsas de semillas y de arena casi que coparon cada rincón del estadio durante los últimos días. Claro, una vez que realizaron la primera parte del trabajo, el campo recibió 700 kilogramos de la variedad de invierno y, a continuación, se le incorporó un manto de 25 metros cúbicos de arena. “Eso se realiza para cubrir las semillas y para darle mayor poder germinativo. También se incorpora 100 kilogramos de fósforo y una aplicación de fungicida para cuidar al césped por salir”, remarcó.
Con todo el proceso en el que interviene el recurso humano listo, sólo queda esperar que lo biológico rinda sus frutos. “Resta esperar que todo salga de la mejor manera. Estimamos que para el próximo partido, el campo de juego estará en las mejores condiciones”, sentenció el encargado de dejar la cancha como una mesa de billar.