El verde abraza, la humedad presiona, los mosquitos insisten, la falta de señal y de datos en el teléfono libera. En el campo de la familia Bellsolá Ferrer se vive una especie de incongruencia: el tiempo parece detenerse, pero en realidad avanza más rápido. El contacto con la naturaleza sirve para desconectarse de la locura que implica la vida urbana. Pero, a la vez, lo que ocurre en este sitio ubicado en El Cajón, Burruyacu, transporta a un futuro que genera esperanzas. Un camino que seguramente las generaciones venideras van a agradecer. Allí, gracias al empuje de la familia, de una empresa y de otros actores se está reconstituyendo el bosque nativo.

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Esta historia arrancó varios años atrás. El empresario Jorge Horacio Bellsolá Ferrer se planteó la necesidad de generar algún proyecto que cause un impacto positivo y en el que pudiese trabajar con su familia. Así nació Seamos Bosques, empresa de la que Bellsolá Ferrer es el director operativo. Es acompañado por sus hijos Jorge, CEO de la iniciativa, y Máximo, director financiero.

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Aquella idea original hoy se materializa en el campo tucumano en el que los Bellsolá Ferrer (oriundos de Buenos Aires, pero con vínculos familiares en Tucumán) solían veranear. Se trata de una propiedad enclavada en la eco región de la selva tucumano-oranense, más conocida como yunga. Allí ya fueron restauradas 270 hectáreas. Seamos Bosques conserva más de 4.000 hectáreas de bosque nativo de categoría 1 (sectores de muy alto valor de conservación que no deben desmontarse ni utilizarse para la extracción de madera) y lleva plantados más de 60.000 árboles.

Lo que se busca es recuperar un ecosistema que se fue perdiendo a lo largo de los años a causa de la acción humana (deforestación y actividades productivas como la ganadería, entre otras cuestiones). Actualmente están enfocados en reconstituir el estrato superior de las yungas. Plantan ejemplares de pacará, de cedro rosado, tarcos, cebiles, tipas y lapachos, explicó Jorge (hijo).

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Para lograrlo cuentan con un equipo integrado por biólogos e ingenieros agrónomos y forestales. Además, mantienen contactos con instituciones intermedias con las cuales intercambian información y asesoramiento.

Ser parte del cambio

Para llegar a este campo enclavado en el noreste tucumano hay que tomar la ruta 304 hasta la localidad de Taruca Pampa. Allí es necesario desviarse hacia el norte por la 310 (ripio), que conduce a Río Nío. Apenas unos cientos de metros más allá del pueblo El Cajón se encuentra la propiedad de los Bellsolá Ferrer, formada por cerros de un verde imponente.

Hasta allí viajaron el martes los directivos de Mercedes Benz Camiones y Buses. Sucede que esta empresa lanzó una campaña de concientización ambiental junto con Seamos Bosques y se comprometió a plantar un árbol por cada unidad vendida en 2022.

Los clientes de la marca serán invitados a participar de la campaña “Somos parte del cambio”: quien compre un camión o un bus podrá seguir el crecimiento del árbol nativo que se plantó gracias a su compra por medio del sitio www.mercedes-benz.com.ar/camiones/somospartedelcambio/.

“El cuidado del medioambiente es un pilar fundamental para nuestra compañía, tanto en nuestros procesos productivos como en nuestros productos. Con esta iniciativa lanzada en Argentina complementamos nuestra visión de sustentabilidad en la cadena de valor. Creemos que puede ser una buena práctica de concientización ambiental empujada entre todos, nuestros clientes y socios comerciales. Y a la vez, es una concreta contribución con la restauración de nuestros bosques nativos”, expresó Raúl Barcesat, presidente de Mercedes-Benz Camiones y Buses Argentina. Lo dijo durante el día de campo del que también participaron ejecutivos de Rolcar S.A.

“Es un gran compromiso que nos ayudará a ampliar nuestro trabajo a largo plazo con los árboles nativos y su regeneración”, destacó Bellsolá Ferrer.