La naturalidad con que actúa, su perfil norteño de “persona común” y el realismo que transmiten sus personajes convirtieron a Sergio Negro Prina en un favorito de los nuevos realizadores que transitan el cine argentino de contenido social con historias de gente corriente. Sobre todo está presente en pantalla desde que protagonizó “El motoarrebatador” (estrenada en 2018), de Agustín Toscano, junto a Liliana Juárez. Luego vinieron “La botera” (Sabrina Blanco, 2019) y “Golondrinas” (Mariano Mouriño, 2020), filmes que también tuvieron un destacado recorrido por cines y festivales. Por su papel en “Las siamesas” (Paula Hernández, 2020) fue preseleccionado en los Premio Platino al cine iberoamericano, que se entregaron en Madrid el año pasado.
Actualmente, el actor tucumano está inscripto en distintos proyectos de películas y series, algunas en rodaje y otras terminadas, que esperan un próximo estreno. El año pasado formó parte del elenco de “Diciembre 2001”, la miniserie de seis capítulos de Star+ que realizó Benjamín Ávila y que se estrenará a fin de año. Al mismo tiempo, hizo el protagónico de la película “Camino al éxito”, opera prima del bonaerense Sebastián Rodríguez, que saldrá en octubre. Por otro lado, la nueva serie que filma en estos días es para Netflix: “División Palermo”, una comedia de ocho capítulos, protagonizada, dirigida y producida por Santiago Korovsky, que tiene en el elenco a Pilar Gamboa, Daniel Hendler, Martín Garabal y Carolina Charo López, entre otros.
“Estoy hace un mes filmando para Netflix esta serie que es una xcomedia ‘políticamente incorrecta’ -contó a LA GACETA-. Es una guardia urbana creada por una intendenta para cambiarle la cara a la Policía, que viene haciendo varias macanas, y no se le ocurre una mejor idea que crear una división que sea ‘inclusiva’. Yo estoy más del lado de los policías, que nos vinculamos con ellos para trabajar en conjunto. En ese nuevo vínculo es donde arrancan los roces”.
-¿Es una comedia policial y de acción?
- Hay momentos de acción, hay un par de tiroteos en un momento en que esta guardia “inclusiva” se mete en un galpón donde descubren ciertos manejos ilícitos que tenía la Policía. Pero todo siempre en tono de comedia, a veces muy absurda. No sé cuándo se estrenará, calculo que hacia fines de año. Lo que sí sé es que están planeadas dos temporadas más. Esta primera tiene ocho capítulos de media hora. Son tres meses de rodaje, en teoría termina en junio.
-¿Y la miniserie “Diciembre 2001” que iba a estrenar Star+?
- Se filmó entre agosto y octubre del año pasado, pero no se estrenó todavía porque no llegaron a diciembre con la edición. La idea era estrenarla con motivo de cumplirse los 20 años del estallido social. Así que la van a guardar hasta diciembre de este año. Es una docuficción, porque tiene personajes reales interpretados por actores. También hay personajes ficticios. Yo hago de El Toba, un militante social de un barrio que, durante la jornada del 11 de diciembre va a la Avenida de Mayo, está participando en la protesta y termina salvándole la vida a un piquetero porque sabía primeros auxilios. Es un personaje precioso. Sería como un héroe anónimo que le salvó la vida a Martín Galli, que está vivo ahora y estuvo en el juicio que se le hizo a los responsables de la represión. En la producción se muestra esa otra militancia, que no estaba tan politizada sino que era como más auténtica, junto a la otra línea más vinculada a lo partidario. (N de la R: El Toba García era un docente militante de izquierda que resucitó a Galli con sus manos después de dos paros cardíacos. Con su dedo tapó el orificio de bala en la cabeza, por donde el herido se desangraba, lo subió a un taxi y lo llevó al Hospital Argerich. El Toba falleció en 2014 por causas naturales).
- En ese mismo período trabajaste en la película “Camino al éxito” ¿Cómo hiciste?
- Fue una locura, porque filmé las dos cosas a la vez. En la serie, El Toba tenía un lunar blanco en el pelo y me lo tuvieron que teñir. Entonces, cuando iba a filmar la película, me iba a una peluquería para teñirme todo de negro. Cuando volvía a la serie, me volvían a teñir de blanco y así... Han sido unos días muy intensos de ir y venir. Me tocó dos días que se me juntaron las jornadas de filmación, así que han sido 16 o 18 horas de trabajo entre las dos producciones. Ha sido vivir la intensidad del trabajo en la industria audiovisual en todo su esplendor.
- La miniserie sobre los acontecimientos sociales y políticos de diciembre de 2001 tuvo un despliegue de producción importante.
- Sí. La última jornada que filmé en la serie fue una de las más numerosas: la reconstrucción del día de la protesta en Avenida de Mayo. Había más de 200 extras. Era muy intenso. Solamente se podía cortar esas tres cuadras de la avenida durante un par de horas. Se armaron varios equipos de rodaje. El director estaba en uno y tenía asistentes en otros. Dividieron la gente y simultáneamente se filmaban todas las escenas. Un despliegue impresionante. Bajaron de camiones un montón de cosas de arte. Llevaron una camionada de piedras para repartir. Había que adecuar el entorno, los vehículos, la cartelería, a cómo eran hace 20 años... Esa jornada fue increíble.
- Y tu personaje de la película “Camino al éxito”, ¿cómo es?
- El protagonista es Hugo, un tipo frustrado, que está enojado con la vida, un tipo parco al que las cosas no le han salido como él quería. Es mecánico de autos, tiene un taller, y en un momento se presenta en el pueblo un representante de jugadores de fútbol. Cuando ve jugar al sobrino de Hugo, se le abre la posibilidad de generar algún cambio en su vida. La película es el viaje que hace con su sobrino a probarlo en un club de la capital. En el medio les van pasando cosas y de a poco Hugo se va dando cuenta de que no es tan desgraciado como él cree.
- ¿Este crecimiento tuyo en la industria audiovisual significa que tendrías que radicarte en Buenos Aires?
- No. Para vivir me gusta Tucumán. El trabajo en películas o en series no es algo que tenga continuidad, sino que se puede cortar durante años y volverse a activar, pero siempre con intermitencia. Entonces, si uno tiene un trabajo estable, como yo que soy empleado municipal, lo debe mantener. Son algunos pocos los que están más vinculados con la televisión o los que ya son figuras en cine, los que pueden vivir de esto. El resto es gente que está siempre buscando castings, hablando con productores, haciendo teatro, dando clases...