Las principales localidades turísticas de Tucumán aguardan con expectativa este fin de semana largo de Semana Santa. Porque, como suele suceder, la presencia de turistas genera un movimiento económico interesante y mucho más si se tiene en cuenta que el sector viene de atravesar dos años muy difíciles a causa de la pandemia. En ese marco, el desarrollo exitoso de la temporada de verano hace suponer que esta Semana Santa también lo será. Así lo indican las previsiones, tanto públicas como privadas, que dan cuenta de una ocupación prácticamente a pleno de la plaza hotelera tucumana.

Muchos factores influyeron para que 2022 haya comenzado como un año esperanzador para la actividad turística. Como primera medida, el impacto que tuvieron los contagios de coronavirus (el verano coincidió con la tercera ola de covid-19) y en consecuencia las restricciones que se impusieron para el ingreso y la salida de turistas. Así, muchos argentinos optaron por recorrer las distintas provincias y el NO lo pudo capitalizar. El programa Previaje, del cual ya se baraja el lanzamiento de una nueva edición, también potenció el éxito del verano.

Los prestadores turísticos y las autoridades auguran que el inicio de lo que se conoce como temporada baja, en realidad, no lo sea tanto. La clave será la constante promoción por parte del Estado de las bellezas naturales de la provincia y de la mejora en la infraestructura para recibir visitantes. Prueba de ello son las obras realizadas en San Javier, en el entorno del Cristo Bendicente; y las concretadas en El Cadillal, que dejó de ser un espacio olvidado para convertirse en un atractivo jerarquizado. Los responsables de Turismo, incluso, vaticinan que la decisión de sumar a Tucumán a los vuelos que unirán San Pablo con Salta; o de acomodar algunas frecuencias para hacer efectivo el Hub con el aeropuerto de Ezeiza, permitirán captar mayor cantidad de turistas del extranjero. De hecho, hace una semana el titular del Ente Tucumán Turismo, Sebastián Giobellina, estuvo en Brasil para reunirse con cámaras empresarias de operadores y vender, junto a sus pares de la región, el “paquete NOA”.

Como ya hemos dicho, el turismo fue uno de los rubros más afectados por las restricciones de circulación y por el aislamiento obligatorio. Tucumán está en condiciones de aprovechar y de potenciar sus bellezas naturales. Para eso resultan fundamentales los “valores agregados”, como las actividades vinculadas al turismo religioso. Es de destacar que en esta ocasión se ha previsto una variada agenda de eventos que incluyen no solo a la ya tradicional “Pasión” en Tafí del Valle, sino que tanto San Miguel de Tucumán como municipios aledaños, como Las Talitas, organizaron actividades que van desde recorridos por templos (guiados y gratuitos) hasta espectáculos artísticos. El Cadillal y San Javier, además, serán epicentro de eventos para disfrutar durante el fin de semana. El movimiento turístico, como ya se ha dicho muchas veces, se vuelca en recursos que alcanzan a toda una sociedad.

La Semana Santa, además, suele ser un momento de introspección, propicio para la reflexión y la recarga de energías. Las reuniones familiares y los reencuentros son saludables en una coyuntura difícil para el país. Sirve, estos días, pensar cómo estamos como sociedad y formular propósitos.