San Juan, Tucumán, Barcelona. Tres patrias laten en la bordona de su corazón. Y aunque le costó abrirse camino en la tierra catalana, a donde llegó a fines de los años 90, se ganado un lugar bajo el sol. En diciembre pasado, su programa “Guitarra para todos”, que se emite por Radio La Marina, de Barcelona, ha sido distinguido. “El programa se trasmite en directo los martes y en diferido los sábados. Los premios que me dieron son por ese trabajo de difundir la guitarra. Me los han dado los medios de comunicación y prensa de La Zona, un periódico de La Marina. Esto se hace por amor al arte. Es una radio que tiene poca publicidad y llevamos más de 80 emisiones”, comenta el músico José Luis Benítez.

El guitarrista sanjuanino cuenta que después de la pandemia, empezó a entrevistar gente, “algunos músicos como el chileno Eulogio Dávalos, que con su yerno Jordi Pizarro son los organizadores de los festivales Llobet y Pujol, de Cataluña; luego vinieron Raúl Chuliver, el tucumano Carlos González, Fernando Hernández León, el dúo Mayo-D’Agostino, José Luis Merlín…”. El artista no vidente afirma que “el objetivo del programa es difundir la guitarra y entrevistar a personas que están componiendo obras y aportando a la música, en especial a la guitarra. Va los martes a las 20, hora de España, también se pasa por Facebook y hay un postcad de la Radio FM 102.5 de Barcelona”.

- ¿Qué fibra te tocó Tucumán?

- Tucumán es una provincia que nos adoptó, en la que hicimos una gran cantidad de amigos, tenemos familiares muy queridos, con los que mantenemos contacto permanente. Tucumán está en nuestros corazones, estoy estudiando muchos temas folclóricos que pronto los grabaré: “El Jardín de la República”, “Luna Tucumana”… he salido un poco de lo clásico. Uno quisiera volver, pero la situación en los dos últimos años ha sido muy complicada tanto aquí como allí, y en todo el mundo. Antes de la pandemia hice recitales en diferentes centros cívicos de Barcelona sobre la guitarra y sus posibilidades, y por residencias de ancianos, una experiencia muy buena. He tocado en Zaragoza, dos veces en Málaga. Hace poco toqué en la inauguración de La Farola, en el puerto de Barcelona. Sigo con mi actividad de maestro, tengo alumnos, pero la pandemia me cortó todo. En casa tengo un estudio y ya comenzaron a volver los alumnos.

- ¿En qué año te radicaste en la provincia?

- Si bien viví en San Juan, todos los años viajaba a Tucumán, donde tenía muchos primos, hasta que decidí radicarme en 1985. Era amigo de Luis Martín Ventura, un gran guitarrista, aprendí escuchándolo, aunque no fue mi maestro, muy pocos guitarristas he escuchado que superen a ese hombre en la interpretación. En ese tiempo, tenía bastante resto visual, podía ver. Me instalé en el pasaje Centenario. Fundamos la Asociación Guitarrística de Tucumán con un grupo de amigos, Luis Martínez Ibazeta, don Federico Nieva y varios de mis alumnos. En 1996, me invitaron a tocar en Suiza, pasé por España, me hicieron tocar en la iglesia de El Salvador, de Málaga. Tenía muchos alumnos en Tucumán que tenía muy buen nivel. Toqué con ellos en el teatro San Martín: Carlos González, Esteban Eijo, Jorge Valdez… hicimos varias obras en cuarteto.

LA ESTATUILLA. El premio recibido y los discos editados por el músico.

- O sea que podías vivir de la música…

- Vivir de la música no es fácil, por eso pensé en radicarme en Barcelona. Acá no me fue fácil al principio, fue una lucha muy grande, no me quejo, me fue muy bien, tanto es así que pude volver a Tucumán en varias oportunidades, pero no pude lograr que alumnos míos pudieran llegar, hay una competencia muy grande. Para salir adelante hay que tener una gran voluntad, una capacidad de trabajo, aquí no te regalan absolutamente nada, todo lo tienes que ganar con tu trabajo. Siempre estoy añorando nuestras raíces, sobre todo Tucumán, es algo entrañable, está en el corazón.

- “Herida que se hace canto bajo las estrellas altas, porque conoce estas cosas tiene penas la guitarra”, dice Atahualpa Yupanqui.

- La guitarra ha sido una fiel compañera en todos los momentos, es un instrumento que amé desde el principio porque puedes expresar todo lo que está dentro de ti. La música es lo mejor que hay para elevar el espíritu. Como dicen tantos, la guitarra es una pequeña orquesta en miniatura que puede expresar cualquier tipo de música. Permite expresar lo que nace de uno. A pesar de mis dificultades físicas, nunca tuve temor a empezar de nuevo, ahora en este momento no sé. Pero no estoy arrepentido de nada de lo que hice. Uno es ciudadano del mundo y lo mejor en la vida es poder expresar los afectos: a San Juan lo llevo en el corazón, a Tucumán en el corazón y en el cuerpo. El ser humano, cuando quiere, puede.