A raíz de la tragedia de fines de marzo en la esquina de avenida Perón y calle Las Rosas en Yerba Buena, en la que fallecieron dos motociclistas al chocar contra un vehículo detenido en el semáforo, se suscitó la controversia acerca de si resolver el problema del caos en el tránsito tiene que ver con los controles o, como señalaron las autoridades, incide más la falta de cultura de respeto a las normas.

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Ese accidente se inscribió en una serie de percances de alto impacto en la Perón, una avenida que ha ido adquiriendo significación urbana en la comunicación entre Yerba Buena y Tucumán, a raíz del crecimiento urbano, comercial y social que ha tenido la zona norte de la “ciudad jardín” en las últimas dos décadas. En esa vía se han construido lomos de burro –uno de los cuales tiene grandes proporciones y ha dado lugar a accidentes por eso- y a pesar de los anuncios de controles mediante radar, de los operativos nocturnos de revisión de alcoholemia y del estudio que se hizo sobre la violación de los límites de velocidad, poco ha cambiado.

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Tras la tragedia de marzo, bastó que periodistas y fotógrafos se detuvieran durante pocos minutos en la esquina misma del accidente y en otras de la avenida para comprobar que hay muy poco respeto a las normas de circulación. Así lo describieron, además, los testigos y los vecinos consultados en ese momento.

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Al ser confrontadas las autoridades de la “ciudad jardín”, estas informaron que se estaban llevando a cabo los controles habituales y que a causa de eso en esa semana se habían secuestrado 35 automóviles y 78 motos por infracciones y se pudo comprobar, incluso que el corralón de la avenida Solano Vera estaba saturado de motos secuestradas. “Se trabaja realizando controles a las motocicletas, si los conductores llevan casco y tienen carnet, para evitar el exceso de velocidad. Somos el municipio que más controles realiza”, explicó el director de Tránsito, que agregó que añadió que se aplica sanciones sobre todo en los controles de alcoholemia.

Aunque los funcionarios reconocieron que el viejo proyecto de hacer controles con radar ha quedado en suspenso por cuestiones económicas –revelaron que, por lo pronto, se avanza con la idea de hacer fotomultas- pusieron énfasis en que “no es cuestión de más controles, sino de educación y de cultura vial. Porque es imposible poner un inspector de tránsito a la par de cada conductor”.

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El asunto, entonces, es cómo corregir esa incultura vial. Un ingeniero especializado en problemas de tránsito dijo que en su momento no hubo interés por sostener la materia Educación Vial en el sistema de enseñanza y que se trata de la decisión de encarar una política fuerte. Es evidente que esa decisión falta –es la razón por la cual no se ha podido incorporar aún el sistema de carnet por puntos en toda la geografía del país- y de este modo se llega a esta especie de reparto de culpas en cuanto a si el problema es por falta de controles o por incultura vial.

De lo que no caben dudas es de que las autoridades deben asumir que está en sus obligaciones estudiar el problema y buscar los caminos para resolverlo, como lo han hecho otras sociedades que han dejado atrás la epidemia de los accidentes.