Para los cristianos, la fecha representa la resurrección de Jesucristo; mientras que otros la apuntan para comer chocolate. En el punto medio, todos estamos de acuerdo en que Semana Santa es una época para abogar por la unión con Dios y en contacto familiar. Dejando claro tal punto, queremos compartirles algunas curiosidades históricas y culturales relacionadas a la Pascua.

Simbolismo

Entre tantas alternativas, ¿por qué la Pascua se asocia con los huevos? Aunque ahora son funcionales a las estrategias de marketing, este alimento ha sido visto como un símbolo de fertilidad y nacimiento desde tiempos ancestrales. Hay registros de ello en las antiguas civilizaciones de Roma, Egipto y Persia.

Además, dentro del cristianismo, el huevo simboliza la resurrección. Para entenderlo mejor, podemos comparar la cáscara con un pequeño sepulcro que arropa un nuevo brote de vida (Cristo resucitado). Una vez generalizada esta asociación, durante la Edad Media, los fieles solían pintar huevos de gallina o de pato como forma de sumarse a la celebración religiosa.

Ostentación

Sus rellenos nos hacen salivar bastante, sin embargo, vamos a romper con ese idilio gourmet porque los huevos más espectaculares no son comestibles.

Entre las obras maestras de joyería que han subsistido a través de los siglos, los célebres huevos de Fabergé poseen un lugar privilegiado. Fabricados con miles de piedras preciosas y oro, ellos nos trasladan a la época de la dinastía Romanov.

La historia (resumida) dice así: gracias a su singular talento, el orfebre Peter Carl Fabergé se encargaba de administrarle joyería a la Corte Imperial Rusa. Un día, con miras a Pascua, el zar Alejandro III le encomendó crear un regalo para su esposa (María Fiódorovna Románova).

El resultado fue un ostentoso huevo que se ganó el corazón de la zarina. A partir de entonces, cada año y en el contexto de la celebración ortodoxa, el joyero se dedicó a fabricar una nueva pieza. Su delicada estética e inspiración temática han hecho que esas creaciones sean famosas a nivel mundial.

Ornamentos

En Ucrania, los huevos que aparecen durante la Pascua apuntan a una iniciativa diferente. Para estas fechas, la tradición está puesta en el pysanky: en lugar de comer huevos de chocolate, la gente decora los reales (ya huecos) con diversos patrones tradicionales, modernos o religiosos.

Para este proceso se emplean cera, tintes, barnices y una especie de pluma denominada kistka. La ornamentación de los huevos carga con un fuerte componente ritual y al margen de los hechos en casa, existen tiendas, artistas de renombre y museos especializados en el tema.

Desafíos XL

En Argentina tuvimos varios intentos de elaborar “el huevo de chocolate más grande del mundo”. Una de las iniciativas surgió en Bariloche. En 2012, varias chocolaterías artesanales se aliaron para moldear un huevo de 7.500 kilos y 8,5 metros de altura. El trabajo tardó dos semanas y requirió de la colaboración de 27 maestros pasteleros y 150 asistentes.

En 2019 Miramar se sumó al desafío y redobló la apuesta con un huevo de Pascua de 10,5 metros, aunque de 4.100 kilos. Esa belleza de ingeniería y cacao logró repartirse en 45.000 porciones, pero la hazaña, por cuestiones económicas (hay que pagar un alto monto en dólares) no quedó registrada en el Libro Guinness de los récords.