Era el regreso triunfal de Viejas Locas a los escenarios sería el 7 de abril de 2018 en el club Argentinos del Norte de Tucumán. Las entradas se vendían a $700 y el equipo técnico de la banda venía trabajando desde hace varios días en el predio. Sin embargo, todo terminó en un tremendo caos. El líder de la banda, Pity Álvarez, llegó ocho horas más tarde de lo previsto y el público, enfurecido por la demora, prendió fuego la torre de sonido y destruyó consolas, también saqueó los stands.
Era un recital muy esperado por los fanáticos de Viejas Locas, que venía de un año y medio de silencio musical. Pity Álvarez realizaba un tratamiento de rehabilitación por un accidente en moto. Había una gran expectativa. Muchos seguidores se movilizaron desde diferentes puntos del país para presenciar el regreso de la emblemática banda de rock a los escenarios. Sin embargo, en los días previos al show, el músico comenzó a dar vueltas para viajar.
Estaba previsto que Pity llegara a Tucumán dos días antes de la presentación para ver la puesta en escena pero nunca apareció. No tomó el avión que lo trasladaba al norte del país y decidió quedarse en su casa, en villa Lugano, donde 96 días después (en julio) fue acusado de asesinar a Cristian Maximiliano Díaz durante una discusión.
Llegó el día del show y Pity tenía revisto un vuelo a Tucumán para las 7 de la mañana pero no se presentó en Aeroparque. Le programaron otro para las 5 de la tarde, tampoco lo tomó. Mientras tanto, los músicos de la banda probaron sonido sin él. Luis Salinas, el productor del show, viajó a Buenos Aires a buscarlo pero el cantante y compositor no quiso salir de su casa para hablar. Sí acusó a Salinas de no pagarle lo que correspondía.
A las 20.30 del 7 de abril, en el club había alrededor de 8 mil personas que a medida que avanzaba el tiempo de espera comenzaron a enojarse. Finalmente, Pity tomó un avión privado pero a las 2 de la madrugada, el músico estaba en pleno vuelo. A las 4.30 llegó a Argentinos del Norte y a las 5 salió al escenario pero sólo recibió insultos. Además, su demora derivó en una serie de actos vandálicos. Los espectadores prendieron fuego un stand de remeras y la torre de sonido y comenzaron a subir al escenario y a golpear los equipos. No había policías ni bomberos en el predio. A las 8 de la mañana del domingo, Pity seguía encerrado en su camarín. Afuera todo era una verdadero caos que casi se convierte en una tragedia.