Eduardo Bertotti, director del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), señala que la situación actual de la movilidad es muy preocupante y complicada. “No se resuelve con acciones aisladas. Requiere de una respuesta de políticas públicas sistémicas y también el aporte del sector privado en el área de su propia responsabilidad social”, remarca.

Según su punto de vista, la nueva movilidad se retrasa y puede ser peor que la que ya existía en la prepandemia. “Más allá de la evolución de la pandemia de covid 19 (y aunque desapareciera por arte de magia) se hace evidente la imposición de una movilidad social diferente. Tiene que ser una movilidad sostenible, en la cual el rol del transporte público de pasajeros es fundamental. Debe ser una herramienta de planificación urbana para aquellas poblaciones que superan el medio millón de habitantes, o en aquellas que por diversas razones reciben gran afluencia de personas en forma temporal”, explica.

Según el especialista, a dos años de que comience la pandemia, la movilidad de los sistemas de transporte de pasajeros en el mundo aún no se recupera. Según la oficina de América Latina de la UITP, nuestra región estaba recuperada entre el 40 y el 60%, pero Argentina era y sigue siendo el peor de los casos, pues solo opera al 20%, apunta.

“El panorama resulta preocupante. Muchos estiman que no habrá una recuperación total por los cambios de hábitos de las personas, el teletrabajo o home office, y las clases, reuniones y conferencias virtuales. Debe considerarse que la falta de un buen sistema público termina imponiendo otras formas de movilidad, entre ellas la más desfavorable: el automóvil particular. Esto hace más factible una no deseable extensión urbana y una mayor conflictividad en la ocupación y uso de la vía pública, generando un proceso de desarrollo urbano insustentable, desde lo ecológico, y con incidencia económica y social”, diagnostica.

Propuestas

“La respuesta a esta pandemia nos brinda la oportunidad de repensar nuestro enfoque de la infraestructura y sistema de transporte de la ciudad”, dice Bertotti. Algunos ejemplos conceptuales son, según enumera:

1- Crear nuevos carriles exclusivos para colectivos.

2- Ampliar la superficie de las paradas y de las plataformas donde los pasajeros esperan su línea de ómnibus.

3- Promover la intermodalidad del transporte urbano. Esto es, que los pasajeros puedan ir desde su domicilio en bicicleta hasta una parada de transporte público y que allí puedan dejar guardado el rodado para tomar un colectivo que lo lleve a su oficina.