Las revelaciones de víctimas de ataques en el sentido de que no tenían intenciones de hacer la denuncia policial de las agresiones han generado preocupación. Por un lado, se trata de un fenómeno que revela la falta de confianza o de mecanismos de contacto entre la comunidad y las autoridades en lo que hace a uno de los problemas más inquietantes en nuestra sociedad, la inseguridad; y por otro, pone de manifiesto una tendencia social que no está por ahora bien mensurada, que es pensar que basta con la exposición por redes sociales o a través del “escrache” para que se obtenga una reparación por la ofensa o la agresión recibida, lo cual pone en la lupa la capacidad misma de las instituciones para resolver los problemas.
Uno de los casos ha sido el de la joven que fue víctima de abuso en la calle por un guardia de seguridad que la manoseó en Barrio Sur, hace tres semanas. Se trató de una situación tremenda, agravada por el hecho de que, según una testigo, había gente presenciando la agresión que no hizo nada. La víctima dijo que luego se cruzó con un policía, pero prefirió no decirle nada porque tenía decidido “escrachar” al guardia en las redes sociales. “Quería que todo el mundo supiera quién era y que se quedara sin trabajo”, explicó. Subió su historia a Instagram y poco después “todo el mundo me empezó a contestar y al día siguiente vi un tuit que publicó una chica que no conozco y con eso se viralizó más”. Según ella, su padre y un amigo policía la convencieron de hacer la denuncia. “Yo les decía que no. Por desconfianza en la Justicia, porque sentía que iba a ser algo tedioso y también porque soy re culposa y sé que una denuncia implica bastante. Yo decía: ‘ya está con el escrache’”, destacó. “Hacer una presentación me parecía más fuerte, pero también pensaba que también era una manera de minimizar el caso. Mi padre me dijo: ‘no lo hagás por vos, tenés que pensar en otras mujeres’. Ahí recapacité y fuimos a la seccional 2ª. Al llegar, cuando me dijeron que tenía que esperar, me quería ir. Pero él me dijo que espere”.
En otra situación, revelada en el ciclo “Panorama Tucumano”, la familia de una víctima plateó no hacer la denuncia por lo mismo que se reveló en el caso que contó la joven que le ocurrió en la seccional 2ª: la espera o el desinterés de los mismos policías, que desalientan la denuncia. Algo similar revelaron hace tiempo los cadetes cuando hablaron de los asaltos que sufren y de que van a las comisarías pero no les toman la denuncia. Y en el caso de víctimas de violencia de género, han sido innumerables los casos en que se ha revelado la desatención de los agentes policiales.
En este sentido, el ministro de Seguridad ha reiterado que se está tratando de hacer crecer el grado de confianza de la gente en la fuerza de seguridad y, en el caso de los cadetes, ha puesto de manifiesto que los referentes de los trabajadores tienen contactos vía Whatsapp con la justicia y los instó a hacer las denuncias.
Así las cosas, parece evidente que hace falta un estudio más profundo del asunto. La falta de denuncias, por un lado, nos pone en desventaja como sociedad para poder medir lo que está pasando. La realidad termina siendo determinada por lo que se llama “cifra en negro”, es decir lo que no se denuncia. Por otra parte, conviene entender las razones por las que la gente elude hacer denuncias y tienen que ver con rechazo e incomodidades en las seccionales para las víctimas. El sistema debería ser agilizado de modo que hacer presentaciones ante las autoridades resulte rápido y eficaz y no sometido a trabas burocráticas. Sobre eso se debería trabajar a fondo, y posiblemente contribuya a mejorar la confianza de la gente en sus autoridades y determine una mejor labor de los responsables de la seguridad.
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El sistema debería ser agilizado de tal modo que hacer una denuncia ante la Policía sea un trámite rápido y eficaz y no sometido a trabas burocráticas