“Estoy al tanto de todos los casos. Realmente estamos en terapia intensiva con la inseguridad”, expresó Adrián Bautista, el locutor y periodista no vidente que fue víctima de robo hace dos semanas en el barrio Rincón del Este, Alderetes. “Creo que ya viene de hace rato el tema de los robos, pero ahora esto está fuera de control”, agregó.
Asaltos a no videntes: “los códigos se perdieron”En este mes de marzo, tres personas no videntes fueron víctimas de robo. Como es el caso también de Leandro Reales, hace menos de 10 días en un colectivo, y Abel Amaya este lunes a la mañana en Miguel Lillo y Las Piedras. En los tres casos, los delincuentes sustrajeron el teléfono celular de la víctima. “Si para una persona que puede ver el teléfono es una herramienta de trabajo… imaginate para nosotros. Nos manejamos con GPS y otras aplicaciones que guían nuestro día en calle o en la universidad”, dijo Adrián. “Esto afecta a todos por igual, no solo a las personas ciegas. Es una locura, no puedo creer. Creo que esto es un llamado de atención para las autoridades, que tomen realmente cartas en el asunto. Es grave la situación, uno no sale tranquilo a la calle”.
“Parece que está de moda robar a no videntes”Leandro Reales, otro de los jóvenes no videntes asaltados, remarcó que quedó atemorizado luego del hecho. Reales es estudiante de Ciencias Políticas y la noche que le sustrajeron el teléfono hacía minutos que había salido de la Universidad de regreso a su casa en San Cayetano. “Mi teléfono es todo porque a través de aplicaciones y un GPS puedo saber dónde está la parada de mi colectivo o hacia dónde voy. Esa noche me robaron minutos después de subirme, estaba escribiendo unos mensajes y prestando atención al GPS cuando metieron la mano por la ventanilla y me arrancaron el celular. Fue horrible”, contó Leandro. El robo ocurrió pasadas las 20 en un colectivo de la línea 10. “La gente del colectivo, incluso el chofer del ómnibus, me ayudaron. Sí creo que hay gente buena”.
“Quedé traumado con todo lo que viví”, dijo el no vidente asaltado“Nosotros los ciegos recurrimos a otras herramientas para poder comunicarnos y transitar. Hasta las clases de la facultad las grabo con mi celu. Es todo para mí el teléfono. Esta gente ya no tiene respeto ni consideración; en dos segundos no podes comprarte otro. Es necesario que esto se termine, basta de inseguridad”, remarcó.
Un empeñador, clave en el caso del robo al no vidente