“Hace 10 años no nos ocurría esto. Estamos desprotegidos”, se lamentó Abel Amaya, joven no vidente que fue víctima de robo por segunda vez. El hecho ocurrió este lunes a las 10 de la mañana en Las Piedras y Miguel Lillo de la capital. El año pasado había sido atacado por un delincuente en una parada de colectivo de avenida Aconquija y Chacho Peñaloza, en Yerba Buena, cerca de las 22. Este lunes, sufrió el robo de su teléfono celular.
“Parece que está de moda robar a no videntes”“Al menos no hubo violencia. Iba caminando haciendo cosas del laburo y de repente viene una persona que me dice ‘amigo, la billetera’, me doy la vuelta y esta persona me la da, y me doy con que me había sacado el celular del bolsillo. Realmente fue horrible porque era re temprano, qué te podés imaginar”, relató Abel. “No se respeta a las personas con discapacidad ni a mujeres ni a niños y ancianos. Se perdió el respeto y es lamentable que estemos en una provincia tan insegura, a cualquier hora y en cualquier lugar te roban. Nos sentimos desprotegidos por el Gobierno y por la Policía”, agregó el joven, quien trabaja de carpintero, además de tener un negocio y ser parte de la Red Mate, proyecto de la Asociación Civil Baja Visión.
“Quedé traumado con todo lo que viví”, dijo el no vidente asaltadoLuego de sufrir el robo de su teléfono, Amaya realizó la denuncia correspondiente en la comisaría 3a. Recordó lo que le había sucedido en diciembre pasado cuando un ladrón lo atacó en una parada de colectivo. “Esa noche volvía de trabajar y tenía todas mis máquinas de carpintería, esperaba el último colectivo. Se me acercó un vago y me empezó a charlar. Luego me preguntó si era ciego y le dije que sí; me volvió a preguntar para asegurarse y ahí me pidió mi celular. Comenzó a revisarme los bolsillos y yo lo golpeé con el bastón. Cuando me dijo que tenía una pistola me asusté y salí corriendo hacia la avenida. El tipo me gritaba que ya me iba a agarrar”, contó.
Un empeñador, clave en el caso del robo al no videnteMiguel Cantos, profesor y socio de la Asociación Civil Baja Visión, dijo estar atemorizado por todos los hechos acontecidos en las últimas semanas con personas no videntes. “No hay nada que nos contenga. No podemos escapar a la situación de inseguridad y nosotros lo vivimos con temor y preocupación. Mucha gente vive en barrios vulnerables o esperan colectivos. Tampoco podés desconfiar de todo el mundo, necesitás del otro. No podemos dejar de salir o hacer nuestras cosas”, remarcó. Cantos contó que en la Asociación se busca ayudar a los chicos para que logren ser autónomos. Dentro de la misma está el proyecto Red Mate, que es un espacio de trabajo para jóvenes. “Trabajamos para que las personas ciegas sean independientes. Últimamente tanto ellos como las familias están muy preocupadas por la inseguridad. Sienten temor al salir a la calle. Tenemos un espacio de contención y trabajamos en la inserción laboral. Necesitamos de la gente. ¿Cómo sabés si esa persona viene a ayudarte o te viene a robar? Es muy difícil para nosotros. Los códigos se perdieron”, dijo.
Otros casos
El pasado viernes 11, Adrián Bautista (de 29 años) locutor y periodista no vidente, fue interceptado por dos motochorros que le robaron su celular. El hecho ocurrió a la siesta en el barrio Rincón del Este, Alderetes. Los ladrones le sustrajeron un aparato Samsung S20 que era su herramienta de trabajo, según contó el padre de Bautista. La cámara de seguridad de una de las casas de la cuadra pudo captar el momento del asalto. Adrián estaba caminando hacia su casa cuando fue abordado por dos delincuentes; uno de ellos se bajó de la moto y mediante amenazas le quitó el móvil. Días después, uno de los motochorros fue detenido luego de haber empeñado el objeto robado. Un joven de 26 años se presentó en la comisaría de Alderetes para contar que una persona había empeñado un teléfono con las mismas características que el de Bautista.
Otro caso es el de Leandro Reales, un estudiante de Ciencias Políticas no vidente que regresaba a su casa en San Cayetano y sufrió el robo de tu celular. El hecho ocurrió cuando él estaba sentado en el segundo asiento del colectivo de la línea 10. “Estaba escuchando las indicaciones del recorrido para saber dónde bajarme cuando alguien metió la mano por la ventanilla y me arrancó el teléfono. Quedé con los auriculares puestos”, contó el joven en “Buen día” de LG Play.