Que le guste tocar música country, además de rock y de blues, es síntoma de que Piti Fernández es un fan del western. Por eso uno de sus videoclips recientes que puede verse en YouTube, “El cómo y el qué”, lo muestra disfrazado de cowboy. El líder de Las Pastillas del Abuelo, que se presentará con Los Irrompibles hoy a las 21 en el Teatro Mercedes Sosa (San Martín 479), contó en diálogo con LA GACETA que en ese video participaron Willy Quiroga (Vox Dei), el boxeador Marcelo Domínguez y otros amigos suyos. Es parte de su nuevo álbum, “ Caminos bríos”.

El año pasado, Fernández había tocado también en el Mercedes Sosa con su grupo Los Brindis, una versión reducida de su proyecto solista. “Tocábamos algunas canciones hechas country y blues de nuestro rock, de nuestra música, como algunas versiones de La Mona Giménez llevadas al blues y otras de los Redondos llevadas al country -recordó-. Ahora vamos a recorrer las mismas ciudades que en 2021 pero con la banda completa, que yo le puse Piti Fernández y Los Irrompibles. Hacemos blues y country, con teclado, bajo, batería y dos guitarras. Yo toco una, y Martín Morales, mendocino, genio, humilde como pocos, la otra. El nombre es por una película western argentina de los años 70”.

Además de Las Pastillas del Abuelo, el músico tiene las otras dos bandas mencionadas y además una cuarta, que es homenaje a Sumo y a Luca Prodan. Se llama Virna Lisi, como la actriz italiana. “Es mi banda preferida, lejos, pero la que menos toca, solamente tres veces al año, y es un gusto personal que me doy -explicó-. Cada tanto me salgo de la vaina haciendo canciones de Sumo. El proyecto es muy particular porque no hay cortes entre una canción y otra, va todo enganchado. Eso genera una suerte de hipnosis. Casi todas son en inglés, porque Prodan cantaba pocos temas en castellano, y hay también mucha performance. Yo aparecí disfrazado, la última vez, como una monja embarazada que da a luz un reptiliano que, supuestamente, era hijo del Papa Francisco. Es decir que este show es de una locura extrema. Algo que no podría sostener todos los fines de semana. Es muy divertido pero requiere de mucho esfuerzo físico”.

- Si trajeras ese show a las provincias del Norte, correrías el riesgo de que te censuren.

- Alguna vez lo llevamos a Córdoba. Hacerlo en el Norte puede llegar a ser un notición. Jaja. Bueno, la próxima vamos para allá, entonces.

- Te gusta versionar temas, pero cambiando el ritmo del original, según se ve.

- Claro. La cuestión es mixturar. A mí me divierte muchísimo, sobre todo canciones de nuestro rock, que ya están en nuestro ADN. Modificarles algo suele ser lúdico.

- Ahora ya no hay tantas limitaciones de público en los espectáculos, ¿no?

- Nos están dejando vivir un poco. Yo cruzo los dedos y le pido a Dios que así sea, que no vuelvan los “protolocos” que nos impusieron en algún momento.

- ¿Cómo van las grabaciones de tu disco? ¿Sale en mayo?

- El 30 de mayo sale el disco “Caminos bríos” en vinilo, para los fanáticos del disco físico, porque en realidad si el disco va a estrenar nueve temas yo ya corté siete. El próximo que voy a cortar es el 20 de abril: sale “A medias”. Prácticamente ya es todo el disco conocido y en el corte final voy a poner un bonus track que se llama “Siberia”.

- En tu primer disco solista hay una canción escrita por tu abuelo ¿Cómo fue esa historia?

- El primer disco fue directamente una musicalización de mi árbol genealógico. También hay poesías que mi abuelo (Francisco Betancor) le escribía a mi abuela, o a su hija, mi madre. Yo musicalicé esos poemas y quedó un disco hecho para la familia, y también “por” la familia, porque también participó mi hermano como manager, mi primo como productor artístico, mis dos sobrinos tocaron también. “Conmigo mismo” fue el primer disco. Ahora estoy yendo a presentar el nuevo.

- En el show te gusta contar anécdotas sobre las canciones.

- Sí. Pero cada vez hablo menos porque no me tengo tanta confianza como orador. Le voy dando más lugar a la música. Pero si me acuerdo de alguna cosa relevante o cómica, la cuento. Es algo que también me dejó Joaquín Sabina. Él influyó mucho en mi forma de componer canciones. Su métrica, sus progresiones de acordes... y luego también la pluma del Indio Solari, un poco más exótica, y ni hablar la de Miguel Abuelo.