El tránsito está desquiciado. Los argentinos estamos entre los más transgresores del mundo a la hora de respetar las normas, que no es otra cosa que cuidarnos y cuidar al prójimo, según se desprende cada año de las estadísticas que difunde la asociación civil Luchemos por la Vida.

En 2019, último año con cifras “normales”, ya que en 2020 y en 2021 la movilidad se vio drásticamente reducida a causa de la pandemia, Argentina se ubicó en el puesto número 13 en cantidad de muertos en accidentes de tránsito por cada millón de vehículos (463).

Esto significa casi el doble que en Chile; 3,5 veces más que en EEUU; 5,2 veces más que en Israel; 7,5 veces más que España; y 15 veces más que en Noruega, por citar algunos ejemplos.

En 2019 fallecieron en Argentina 6.627 personas en siniestros viales (19 por día); hubo además 120.000 heridos de distinta gravedad y miles que resultaron con discapacidades de por vida. Se estima que ese año se perdieron por esta causa 10.000 millones de dólares.

El año pasado, pese a las reducciones de actividades que aún continuaban, sobre todo durante el primer semestre, Luchemos por la vida registró 5.957 fallecidos en choques.

En el país, los accidentes son la principal causa de muerte entre menores de 35 años.

En este contexto de un país que rompe récords negativos en siniestros viales, Tucumán también lidera varios de los guarismos adversos, según el Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).

En los dos primeros meses del año fue el quinto distrito con más muertos y heridos graves en accidentes, con un total de 35 víctimas fatales entre enero y febrero. Y la razón no es demográfica, lo que sería lógico ya que Tucumán es la quinta provincia más habitada del país. Pero no es ese el motivo, ya que de lo contrario no duplicaría a la Ciudad de Buenos Aires (14 fallecidos en el mismo período), que cuenta con el doble de habitantes y un parque automotor diez veces mayor, o también a Mendoza (13), también con un poco más de población y cientos de kilómetros más de rutas y autopistas.

¿La razón? Además de la obvia falta de obediencia a las leyes de tránsito y de respeto a la vida, propia y ajena, quizás la encontremos en los motociclistas, como los principales responsables del elevadísimo índice de siniestros.

Tucumán, además de ser una de las provincias con más motos de Argentina, a causa del déficit en el transporte público, las distancias cortas y el bajo poder adquisitivo de la población, al punto que durante varios años fue la provincia número uno en ventas de motos, es un distrito anárquico en materia de tránsito. Lo vemos a diario, con conductores que circulan por las veredas, a contramano, cruzan en rojo, no cumplen los límites de velocidad o con el uso del casco.

El municipio de la capital estima que seis de cada 10 motociclistas no respetan los semáforos, por ejemplo. Sólo al Hospital Padilla ingresa un promedio de 200 accidentados por mes y el 87% son motociclistas, frente al 4% de automovilistas. El 8% de los internados llega en estado de gravedad o reservado.

A estos números hay que sumarle los heridos que se derivan a otros centros asistenciales, públicos y privados, además de los cientos de accidentados que no requieren asistencia médica.

Estamos a las claras ante una emergencia vial, con las motos a la cabeza del problema, y la provincia y los municipios no pueden seguir de brazos cruzados.