El paso de humor mejor desarrollado en la ceremonia de los Oscar, como se esperaba, estuvo a cargo de Wanda Sykes, con un recorrido por el recientemente inaugurado Museo de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de EEUU. Su juego principal estuvo vinculado con su aporte de U$S 15 (deducibles de impuesto, aclaró) para solventar el edificio que costó U$S 482 millones, y la ausencia de su nombre entre los donantes.
En su recorrido por las distintas salas bromeó con espacios dedicados a las grandes estrellas y películas, como la sala del director Spike Lee (“¿cuánto le cobran por tener guardadas todas sus cosas?”, preguntó), o un espacio vacío que representaba “todos los directores negros que ganaron el Oscar”.
No por nada abrió el segundo segmento que compartió con sus copresentadoras, disfrazada como Will Smith en “Rey Richard”, empujando un carrito de supermercado lleno de pelotas de tenis y acomodando sus partes íntimas a cada paso; mientras que Rebeca Hill entró como Tammy Faye y Amy Shumer fue descolgada desde el techo emulando al Hombre Araña.
Tras este paso de comedia fue el tiempo de anunciar a los ganadores del rubro guión: Kenneth Branagh en libreto original por “Belfast” (habló contra la violencia y dijo que “no vamos a olvidar a todos los que perdimos”) y Sian Heder en adaptado por “CODA”, cuyo discurso tuvo traducción en lenguaje de señas; ambos son directores de sus filmes.