Su último libro, “Biografía de la Luz” (Galaxia Gutenberg), es un nuevo abordaje del Evangelio. “Desde hace 31 años soy sacerdote, pero en este último tiempo empecé a leer el Evangelio de una manera muy diferente. Cuando uno entra en silencio, la palabra se te abre, te muestra su costado más profundo, ese que no habías visto. Eso me sucedió”, explica el sacerdote Pablo d'Ors en diálogo con LA GACETA desde Córdoba.

“El Evangelio está vivo y habla de ti, no de los demás. Creo que siempre tuvimos una lectura exterior, en la que se hablaba de Jesús y de sus vivencias; pero en realidad, el Evangelio habla de nosotros mismos”, insistió

d'Ors es, además de sacerdote, orador y novelista. Graduado en Nueva York, estudió Filosofía y Teología en Roma, en Praga y en Viena. En 1991 fue ordenado sacerdote, y más adelante fundó la Asociación Amigos del Desierto con el objetivo de profundizar y difundir la misión contemplativa de la vida cristiana ligándola con la meditación.

Visita a la provincia

Ahora se prepara para venir a Tucumán: el jueves a las 21 brindará una conferencia pública en el Aula Magna de la Facultad de Derecho denominada “Más allá del ego”, donde contará su camino, su recorrido, y por qué el desierto es un paisaje espiritual muy importante como metáfora de la identidad. La búsqueda de una mayor humanidad en la población es uno de sus anhelos, con el fin de aumentar y mejorar la relación con los demás.

- ¿La pandemia generó algún cambio en la humanidad?

- La pandemia trajo dos mensajes, a mi entender. Uno de carácter ético, que nos dice que no podemos seguir consumiendo como locos; viajando y moviéndonos sin parar (es decir, viviendo de la pura exterioridad), sino que necesitamos un cambio de estilo de vida. Y otro mensaje más místico, porque creo que nunca, como ahora, nos hemos dado cuenta de que estamos todos interconectados, y eso es la humanidad. Igualmente, creo que no todos han acogido ese mensaje, pero sí una minoría que vislumbra este cambio de era en la cual somos más consientes. El pensamiento y la racionalidad van ganando terreno.

- ¿Qué es ser espiritual hoy?

- La espiritualidad tiene mucho que ver con la conciencia. Yo suelo decir que es el cultivo del cuerpo y de la mente por medio de la atención, que da frutos de armonía y compasión. Lo espiritual es un acto cultural profundo; uno se cultiva a sí mismo, no se queda en lo externo. La mirada es hacia dentro. Porque, ¿qué somos? Somos cuerpo y mente. ¿Y cómo somos seres espirituales? Poniendo nuestra atención -que es amor- en el cultivo de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Eso te va a dar frutos que serán, de cara a ti mismo, armonía; y de cara a los demás, compasión. Si no te da estos frutos, es que hay algo en ese cultivo que no está bien hecho.

-¿La espiritualidad necesariamente tiene que ver con la religión?

- Se puede formular en términos religiosos o laicos, por así decirlo. La religión no debería ser fuente de desunión, sino de uniones, como cualquier diferencia. Yo creo que la espiritualidad está creciendo por el desprestigio de la religión. Intento presentar una vuelta a lo originario de la tradición cristiana, porque no creo que haya que renunciar a ella, sino renovarla.

- ¿Cuál es su opinión sobre la Iglesia Católica?

- Me siento un hombre de Iglesia, y eso no significa que no sea muy crítico con la Iglesia, al igual que soy crítico con cosas que pasan en mi familia, por ejemplo. Es mi pertenencia, y lo que soy se lo debo en una gran medida a mi fe. Hoy me siento más enamorado, no solamente de Cristo sino de la tradición cristiana, aunque creo que a lo mejor es necesaria una relectura más profunda del cristianismo. Hoy siento que estamos viviendo un renacimiento de lo cristiano, no sólo de lo espiritual. Dividimos a la gente como si estuviese dentro o fuera, creyente o no creyente; pero es una división muy infantil y poco realista. Yo he tenido mayor afinidad con gente de fuera de la iglesia que con gente de mi misma congregación religiosa. Tenemos un alma poliédrica, es decir, que dentro de nosotros hay un cristiano, un musulmán, un budista, un pagano, un agnóstico... Es decir, todos tenemos muchas caras, porque nadie es solamente una cosa. Uno tiene tendencias a ser más o menos espiritual, más o menos materialista, por ejemplo. El papa Francisco cae mejor fuera de la Iglesia que dentro de ella, y eso me parece bien. Tengo algunas fotos de nuestro encuentro, y realmente él estaba iluminado; es una auténtica bendición, porque creo que la Iglesia necesitaba este contrapunto.

- Usted divulga mucho la meditación. ¿Por qué cree que es necesario practicarla?

- Rezar es hablar con Dios y meditar es escucharlo. En un diálogo tiene que haber palabras y silencio; si no, es un monólogo, una exhibición o autoafirmación. Yo difundo la meditación, que es la oración contemplativa. Hay muchas formas de oración: la vocal, la afectiva, la mental... La oración contemplativa es fundamentalmente silencio; quitarnos del medio, borrar nuestros pensamientos, reflexiones y opiniones, y dejar de lado nuestro protagonismo para que quede “lo que hay”. Y en ese “lo que hay”, en esa capacidad de escucha y acogida, comenzamos a percibir algo del misterio y de la vida. Este camino es muy eficaz, de verdad. Yo desafío a la gente a practicarlo un par de meses. En ese tiempo observarán una fractura en su personalidad y que empiezan a pasar cosas bonitas como, por ejemplo, que uno es menos irascible, acoge más al otro, es más generoso con su tiempo se enfada menos... Es como si tuviésemos el auto encendido permanentemente. Si hacemos eso, se quema. Entonces, meditar es apagar el auto, dejarlo descansar un poco. Hay algo que digo sobre esto, que no es para nada, nada, popular, pero meditar, para mí, es entrenarse para morir. Porque cuando tú te mueres, ya no estás en juego. Ya no estás ahí, en el medio... Y es muy liberador, porque te das cuenta de que el mundo funciona sin ti y eso es estupendo.

Recomendaciones para meditar

Respirar a conciencia

Pablo d'Ors recomienda empezar meditando 10 minutos al día durante varios meses. “Simplemente hay que sentarse en una silla, con la espalda erguida y los ojos cerrados. Empezamos a seguir el ritmo regular y natural de la respiración, poniendo la atención allí. ¿Qué vamos a descubrir? Pues, sencillamente, que estarse quieto es más difícil de lo que creíamos, porque vivimos de manera inquieta. Nos van a dar ganas de movernos”, explicó y sugirió: “nuestra mente también es inquieta, por lo que es necesario tener tres puntos de apoyo para volver a focalizarnos en la respiración cuando la mente se va en otros temas. El primero de esos puntos de apoyo es volver a la respiración. Cuando mi mente comienza a pensar en lo que falta comprar de mercadería para la heladera, vuelvo a anclar mi mente en la respiración. Otro punto son las manos, que son eje de la oración cristiana. Coloco las manos en forma de rezo, a la altura del corazón. Esta postura es de unificación, prestamos atención a la palma de las manos. Esto puede parecer muy exótico, pero es enormemente eficaz, porque en Occidente los problemas que tenemos no son tan viscerales, sino más bien afectivos y emocionales, y esa es el área de los afectos. Por último, el tercer anclaje es la palabra sagrada, un mantra que puede ser Maranatá (una palabra en arameo, la lengua que hablaba Jesús y significa “ven, Señor”, una de las oraciones cristianas más antiguas), que hay que pronunciar mientras se inhala y se exhala”. Según el sacerdote, estos anclajes sirven para volver al presente cada vez que la mente se va en otros pensamientos. “La meditación realizada de manera regular y continuada nos va limpiando por dentro. Parece difícil de creer, pero el poder de la mente es brutal”, aseguró d'Ors.

Conferencia

El sacerdote católico y conferencista español, creador de la Fundación de Amigos del Desierto, llega a Tucumán con su charla “Más allá del ego”. La cita es este jueves, a las 21,   en el Aula Magna de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). D’Ors es uno de los teólogos cristianos que más se ha dedicado al impulso de la oración contemplativa en los últimos años; se trata de una forma de meditar desde la fe (denominado hesicasmo).

La entrada es libre y gratuita, pero para poder participar es necesario realizar la inscripción de manera previa por la plataforma online Eventbrite (www.eventbrite.com.ar). Además, el día de la charla los presentes que lo deseen podrán realizar una contribución voluntaria para ayudar en los gastos de las actividades de la red Amigos del Desierto en la provincia.