“Para la campaña 2022/2023 no hay ningún incentivo económico para hacer trigo y maíz: altas retenciones, fideicomisos que actúan como retenciones encubiertas y una brecha cambiaria del 80%”, afirmó el consultor Salvador di Stefano, en una nota publicada en el sitio Agritotal.com. Añadió que hoy el mercado impone restricciones: el alto precio de los insumos, el costo del transporte y la inflación que impacta en la rentabilidad del sector. “En la Argentina la inflación supera la tasa de devaluación del peso. Como el trigo y el maíz se valúan en dólares, el aumento de la inflación por encima de la tasa de devaluación le quita rentabilidad al negocio”, precisó.

El consultor criticó fuerte las medidas tomadas por el Gobierno. “Lo único que acarreara la mala política será menos ingresos de dólares al país, caída en la recaudación, más déficit, más emisión monetaria, inflación y devaluación. Lo que el Gobierno verbaliza como solución no es más que profundizar el problema. A eso hay que agregarle el rencor de sus palabras”, afirmó Di Stefano.

En ese escenario, consideró que para la campaña 2022/23 el único cultivo que deja una rentabilidad interesante es la soja. “Con lo cual volvemos a un esquema de sojización del campo, típico del Gobierno kirchnerista. Al dejar de ser negocio los cereales todos se vuelcan al cultivo de la soja, que degrada la tierra y genera una pérdida de nutrientes que a futuro vamos a lamentar”, afirmó. Incluso, mesuró los beneficios que dejaría la oleaginosa: “en Uruguay la tonelada se vende a U$S 650 y el productor recibe ese monto, en la Argentina se vende a U$S 650 y el productor recibe U$S 240”.