La inversión en tecnología educativa representó el 3,6% del presupuesto del Ministerio de Educación nacional en 2021. Esa cifra es la más alta de los últimos siete años y supera ampliamente la inversión de 2020 (0,8%), pero está por debajo de los niveles récord de 2011 (12,9%), cuando comenzaba el programa Conectar Igualdad. El año pasado la inversión nacional en educación digital fue de $17.767 millones.

Los datos surgen del informe “¿Cómo fue la inversión nacional en tecnología educativa a través del tiempo?”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Alejandro Andlovec (UBA), Gabriela Catri, Martín Nistal y Víctor Volman.

El documento analiza los recursos asignados a las políticas de educación digital o de incorporación de tecnologías de información y comunicación (TIC) en el sistema educativo por parte del Estado nacional en los años recientes. Los datos fueron obtenidos de la plataforma de Presupuesto Abierto del Ministerio de Economía.

En los últimos diez años, las políticas del Ministerio de Educación de la Nación destinadas a la inversión en tecnología educativa tuvieron distintos focos. Mientras que Conectar Igualdad (2010-2016) y Juana Manso (2020-2021) intentan reducir la brecha digital distribuyendo un dispositivo por estudiante, el Plan Nacional de Educación Digital (2017-2019) destinó los recursos a equipar las escuelas con aulas digitales móviles.

El nivel de inversión ha sido desparejo: alcanzó el 12,9% del presupuesto educativo nacional en 2011, y se mantuvo relativamente alto en 2013 (9,6%) y 2014 (7,4%), pero cayó por debajo del 3% entre 2016 y 2020. Los años de menor inversión nacional en educación digital fueron 2019 (0,9%) y 2020 (0,8%).

“La institucionalización de la política digital en educación se registró con una fuerte inversión entre los años 2011 y 2015, luego entre 2016 y 2019 se ajustó el presupuesto y en el medio de la pandemia se intentó recuperar la inversión 2020 y 2021”, señala Agustín Claus, especialista en Economía de la Educación de FLACSO. Claus agrega que analizando los años 2016 y 2019 se pueden estimar cuántos estudiantes tendrían que haber recibido las netbooks que les hubieran permitido estudiar durante los años 2020 y 2021: “Según mis estimaciones, al menos 3,5 millones de estudiantes tendrían que haber recibido las netbooks durante 2016 y 2019 y esto les impidió continuar estudiando en la pandemia”.

“La inversión nacional en tecnología educativa se recuperó en la pandemia, aunque no a los niveles óptimos. Volver al promedio del período de oro de Conectar Igualdad (2011-2014) es prioritario para construir la sociedad del conocimiento”, afirma Alejandro Artopoulos, director de investigación y desarrollo del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés.

Fabio Tarasow, coordinador académico del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de FLACSO, explica: “Las políticas nacionales de inclusión de tecnologías solo componen una parte de la acción del Estado con esta finalidad. A las acciones del Estado nacional deben agregarse los programas que generan las administraciones provinciales y municipales. Los esfuerzos conjuntos de los diversos sectores del Estado se revelan en la fragmentación, yuxtaposición y variabilidad de las políticas destinadas a la inclusión de tecnologías en educación”.

Pese a los vaivenes, las políticas de educación digital han contado con un alto nivel de ejecución presupuestaria: hay poca variación entre los fondos presupuestados y los fondos efectivamente gastados cada año. La única excepción fue el año 2012, cuando se asignaron $45.555 millones a este rubro, pero solo se gastaron $18.089 millones.