“La felicidad podría describirse como un estado mental de bienestar que suele estar formado por emociones como alegría y optimismo, donde la persona se siente satisfecha y puede gozar de lo que desea o de disfrutar de algo bueno”, explica el médico psiquiatra Arnoldo Oscar Fiorio.

Y en el día en que se la celebra (nunca mejor elegida la palabra) a nivel mundial, bien vienen algunos consejos acerca de cuáles son los mecanismos que pueden servirnos para alcanzar la tan anhelada felicidad.

Las hormonas son sustancias que están circulando constantemente en nuestro cuerpo y tienen efecto (junto con los neurotransmisores) en la tonalidad de nuestras emociones y motivaciones. Según la cantidad de ciertas hormonas se estará más o menos optimista o más o menos cansado, añade el médico.

Hay cuatro sustancias que están detrás de esos sentimientos positivos que experimentamos: las endorfinas, la oxcitocina, la serotonina y la dopamina, por lo que no es casual que sean llamadas las hormonas de la felicidad.

“La serotonina es conocida como una sustancia relacionada con la felicidad y la dopamina es la del placer. Las oxitocinas y las endorfinas no solo contribuyen a alcanzar un buen bienestar emocional, sino que también tienen la capacidad de calmar a las personas cuando están excitadas por algo”, describe.

Cada una, además, tiene una especificidad. “En especial la oxitocina sirve, entre otras cosas, para sentirse más seguro y mejor socializado. Si la dopamina está por las nubes cuando nos enamoramos, la oxitocina es la que hace que este amor dure muchos años. Es también la responsable del vínculo entre madre e hijo, de la empatía, de la sociabilidad y del sentido de pertenencia a un grupo social. Por otro lado, las endorfinas son conocidas por su efecto analgésico. Son sustancias que juegan un papel vital en la percepción del dolor”, explica Fiorio.

Consejos

La recomendación, según el especialista, para poder aumentar los niveles de dopamina es consumir frutas y verduras. Esto ayudará a eliminar los cambios radicales que provocan una reducción del nivel de esta sustancia en el organismo.

En tanto, para producir serotonina, el organismo necesita el aminoácido triptófano, por lo que consumir alimentos ricos en él, como los quesos, la leche, los huevos, pollo, pescado o frutos secos, favorece la sensación de saciedad. El deporte también aumenta la producción de serotonina y, por lo tanto, el ejercicio conduce a una mayor sensación de bienestar aparte de los múltiples beneficios al organismo en general.

Asimismo, se deben mantener hábitos de vida que favorezcan la producción de endorfinas para aliviar el dolor. La mejor manera de mantener sus niveles es, precisamente, haciendo ejercicio, en especial si lo encara con amigos y en un ámbito de diversión. Así se podrá tener una dosis extra de esta hormona, porque el contacto agradable con otras personas también ayuda a elevarlas.

A tener en cuenta

Pero es fundamental entender que la felicidad no depende de sustancias que le hagan feliz de por sí mismas. No se logra pasiva ni mágicamente.

“Hay que entrenarse en revisar los pensamientos o las creencias irracionales y aumentar los postulados positivos, enfocándose en hacer rutinas que te lleven a la felicidad. Se debe tomar consciencia de lo que uno piensa, hace y expresa, pues esos tres aspectos afectan tanto en el interior como en el exterior, y hay que recordar que uno tiene la capacidad de determinar cómo actuar, dependiendo de la evaluación que haga de lo que sucede en su vida”, sintetiza Fiorio.

(Producción periodística: Gianna Camarda)