En estos días recorren el mundo las imágenes, que laceran el alma, de niños ucranianos damnificados y afectados por la guerra. Muchos fueron asesinados, otros heridos, otros forzados a dejar su Ucrania natal y otros quedaron huérfanos con la secuela psicológica imborrable del shock traumático que generan la conflagración y la muerte de seres queridos. Ante un conflicto armado, los más jóvenes son los más perjudicados. A ellos les será muy difícil entender las causas que generaron el dolor y la destrucción de su hogar y su país. Hace algunos años, Anna Freud (1895-1982), psicoanalista austríaca, sexta y última hija de Sigmund Freud, centró su investigación en el niño, trabajó con su padre y se especializó en problemas educacionales y en el psicoanálisis infantil. Al sorprenderle la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, tuvo que huir a Londres en 1938 tras la invasión de las tropas de Hitler a su país y así, a posteriori, tuvo la oportunidad de trabajar incesantemente con los chicos que habían sufrido este trauma, y publicó su experiencia en un libro: “La guerra y los niños”, junto a Dorothy Burlingham donde se abocó a describir las secuelas psicológicas que ocasionaron la guerra, el miedo, los bombardeos y la separación familiar en los chicos ubicados en residencias para evacuados y refugiados. Leerlo pareciera que uno está informándose de lo que hoy sucede en las castigadas ciudades de Ucrania. Y qué vigencia las observaciones de la psicoanalista! Dice en el: “La idea de que los niños, llenos de inocencia, puedan así entrar en contacto directo con la guerra, ha despertado la compasión general”. “A todos les había costado más separarse de sus madres que habituarse a las alarmas, las literas o el racionamiento de alimentos”. Anna Freud fue la más pequeña de seis hermanos y la única que llegada a la adolescencia se convirtió en la discípula devota y abnegada de su padre: mujer brillante y pionera en el psicoanálisis infantil. Hoy, Ucrania al igual que la Segunda Guerra Mundial llama de nuevo a la cordura y a la reflexión universal: quiera Dios que la invasión armada de Rusia arribe pronto a su fin, por el bien de la humanidad toda, pero sobre todo por los niños que son los que más sufren dentro del horror que siempre representa una guerra como lo es la actual.

Juan L. Marcotullio


Ituzaingó 1.252


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