Se suele creer que las neuronas se van perdiendo con la edad de manera irremediable e irreversible, pero este escenario catastrófico no es del todo cierto. La neurogénesis (formación de nuevas neuronas) prosigue en el cerebro en la vejez.

En particular en una región del cerebro denominada hipocampo que participa en la memoria y el aprendizaje, una vez formadas, las nuevas neuronas se incorporan al resto del circuito neuronal. La generación de nuevas neuronas repercute favorablemente en la atención, la memoria, la capacidad de aprender, la motivación, las emociones y el condicionamiento al miedo.

Lo que es mejor aún, numerosos estudios científicos sugieren que ciertas pautas de vida aumentan la producción neuronal y rejuvenecen el cerebro.

Ejercitar el cuerpo de forma habitual es indispensable para mantener una forma física activa. Pero esto no es todo, porque también produce efectos positivos en la salud mental. Caminar o moverse, en lugar de permanecer sentado, puede ser todo lo que se necesita para ayudar a fortalecer el cerebro.

La estimulación intelectual, una dieta saludable, la actividad física y tener una vida social activa fueron identificados como factores potenciales de protección en la mediana edad, que pueden ayudar a mantener la reserva cognitiva en la vida adulta”, sostuvo a Infobae el neurocientífico Facundo Manes.

Uno de los últimos estudios sobre la actividad física realizados en la Universidad de Georgia, en Estados Unidos, demostró que hacer ejercicio, sin necesidad de que sea intensivo, protegen ciertas cualidades neuronales que se deterioran por el envejecimiento, entre las que se encuentran las capacidades cognitivas. Es la primera investigación que analiza la interacción del ejercicio con las redes neuronales y cómo influyen en el funcionamiento del cerebro.

La autora del estudio, Marissa Gogniat, puntualizó que no es una cuestión de hacer todo el ejercicio físico posible, sino de realizar un incremento regular en los ejercicios que se realizan, los cuales puede ser útiles para la salud cerebral y mantener más independencia a medida que se envejece.

Los investigadores midieron el estado físico y la actividad física de 51 adultos mayores. Sus habilidades de pensamiento se evaluaron mediante pruebas de funcionamiento cognitivo, mientras que su función cerebral se evaluó a través de resonancias magnéticas.


El seguimiento de la actividad física lo llevaron mediante un dispositivo que medía el número de pasos y la distancia recorrida. Los investigadores evaluaron la aptitud física a través de una prueba de marcha de seis minutos, durante la cual los participantes caminaban tan rápido como podían para cubrir la mayor distancia posible dentro del límite de tiempo. Según los autores de la investigación, publicada en Sport Sciences for Health, este es el primer estudio que examina cómo la actividad física interactúa con las redes cerebrales para afectar el funcionamiento del cerebro.

Para finalizar,  la profesional recomendó es el ejercicio de tipo aeróbico que utiliza más el oxígeno, como caminar, trotar, bailar, nadar, andar en bicicleta y la intensidad del trabajo físico debe ser suave a moderada, la frecuencia puede ser diaria o de 3 veces a la semana, sugiriendo comenzar con 20 minutos e ir progresando hasta los 60 minutos.