“¡Tengo que actualizar mi perfil!”, admite de entrada Nahuel Pennisi. Se refiere a la imagen que lo muestra junto a Mateo, su hijito de dos años y medio, y le hacemos notar que allí falta Alma, que nació hace menos de dos meses.

El cantante y compositor comparte su feliz presente con LA GACETA, antes de llegar “A solas”, el concierto íntimo que propone hoy, a las 21, en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).

- Parece que fue intenso tu reencuentro presencial pospandemia con el público.

- Habíamos acumulado expectativa por volver al vivo. Mi primer concierto presencial en 2021 fue en un evento en San Martín, Buenos Aires. Fue muy emocionante. A partir de la pandemia hay un entusiasmo exacerbado entre el público y los artistas, que se notó en los festivales, a lleno total.

- Tuviste doble consagración, en Jesús María y en Cosquín, donde ya estabas consagrado de hecho.

- Fue cosa de locos. Cosquín fue una consagración que uno venía buscando hace tiempo. Pero lo que me sorprendió fue Jesús María, porque era la primera vez que participábamos. Me puse muy contento. Estos reconocimientos funcionan como impulsos. Son mimos que uno recibe y lo único que hacen es incentivarte, plantearte desafíos para seguir aprendiendo, creciendo y aportando a nuestra música.

- La Consagración en Cosquín ha significado siempre el gran espaldarazo a figuras centrales de la música popular argentina.

- Cosquín crece año a año, como todos, pero es este el festival que ve todo el país, así que formar parte de los consagrados es un honor muy grande. Hay muchos artistas que andan muy bien y que también merecen la consagración, como los chicos de Ahyre o José Luis Aguirre.

- Saliste de los festivales multitudinarios y diste un recital íntimo en el museo MAR (Mar del Plata). ¿Algo así proponés acá?

- Sí, muy parecido, y quizá acá tenga un poco más de tiempo porque en el museo acompañaba un cierre de show. Además de los festivales grandes con la banda estoy haciendo “A solas”, yo solo con mi alma y mi guitarra, bien cerca del público, para cantar canciones que en otros escenarios no podría. Yo la paso muy bien y el público responde mucho. Y ahora en el Mercedes Sosa, un teatro impresionante, en mi primera vez como solista.

- ¿Cómo es el show?

- Bastante versátil: hay canciones del último disco; van a estar las más importantes, como “Universo paralelo”, “Mundo” y “Hoy”, que vienen acompañándome desde que salió el disco. Después, temas que son parte de mi historia, de discos anteriores. Y no pueden faltar esas canciones que uno escuchaba de chico y también disfruta de grande, para cantar con la gente. Un poco de todo eso va haber hoy. Y también va a haber sorpresas: tendré la alegría de compartir escenario con artistas que admiro mucho, y tocar juntos será un honor.

- En tus shows te piden temas. ¿Cuáles son y cuáles no esperás que te pidan?

- Lo que más piden es “Universo paralelo”, que pica en punta por todo lo que está pasando con La K’onga, a partir de una versión que hicimos en 2021. El video lo grabamos acá, en Tucumán, en los cerros, en El Cadillal y en Villa Nougués. También “Mundo”, que grabamos con Abel Pintos. Pero me sorprende que me pidan, por ejemplo, una zamba que escribí una vez que volvía de un viaje mochilero, y que se llama “Promesas de arena”. La grabé, pero nunca pensé que me la pedirían.

- ¿Cómo hacés para mantener tu presencialidad con tu familia, que se agrandó hace poco?

- No es fácil, pero tampoco es imposible. Es esfuerzo y mucho diálogo. Le explico a Mateo, que ya tiene dos años y medio, que papá se va de viaje. Él ya sabe que papá se va en avión, a trabajar, y que después vuelve. Es gracioso porque cada vez que ve un avión en el cielo dice que es el avión de papá, y yo le digo que no tengo tantos, que tan solo tengo una guitarra.

- ¿Cómo influyen tus bebés en tu música?

- Muchísimo. Mis hijos me cambiaron radicalmente la forma de ver la vida. Influyen a la hora de componer, pero también -y mucho- a la hora de interpretar cada canción, aunque no sea mía, porque ahora mi vida tiene otro significado. Ahora la vida de ellos es lo más importante. Eso es muy grande, y por eso todas las canciones toman otro vuelo, a la par de que uno va creciendo más.

- ¿Cómo se lleva el niño con tu discapacidad?

- ¡Rebien! Es asombroso cómo aprende Mateo. En los momentos en que necesito ayuda, él está. Por ejemplo, en vez de patearme la pelota me la da en la mano. Son gestos muy hermosos que él va logrando entender, que a mí me emocionan porque sé que Mateo va a crecer sin ningún prejuicio ante lo que es no ver. Eso es lo más valioso y, en definitiva, es como debería ocurrirles a todos los seres humanos, cuando se dan cuenta de que uno hace de todo, y que es sólo una persona más.

- Pregunta de manual para respuesta ídem: tienen la parejita; ¿piensan tener más hijos?

- ¡Nooo, ya está; cerramos la fábrica! ¡Hay una marca de pañales que debería hacernos socios!

- ¿Cómo sigue tu agenda?

- El de hoy es el último show del verano. Después tengo festivales esporádicos en el país. Tenemos ganas de sacar un disco nuevo a fin de año; estamos con varios proyectos. Una idea es abrir el juego, intentar componer con otros artistas; visitar a gente que quiero mucho, como Diego Torres o Carlos Vives, que más allá de que hacen música distinta a la que yo hago, los admiro mucho. Creo que la música es muy grande, y las canciones siempre son importantes. Me gustaría seguir descubriendo nuevos sonidos, nuevos aires. Ya el público sabe que toco la guitarra y canto. Me gustaría renovarme para dar más música. Y creo que la gente está esperando un poco más de mí, así que ese es mi camino.