Cada vez más presentes en la Policía
Juana Estequiño - Policía, segunda jefa de la División Homicidios
En los últimos 10 años se ha incrementado la cantidad de mujeres policías en la fuerza, tanto en la carrera de oficiales como de suboficiales y sobre todo de mujeres profesionales, como ser médicas o abogadas. Pero a pesar de ello, comparto la idea de que la tarea policial es básicamente masculina, porque lógicamente al momento de reducir a un delincuente las posibilidades por cuestiones biológicas son reducidas para la mujer.
La mujer, en toda organización es sumamente necesaria. Son mucho más cumplidoras que los hombres con respecto a sus responsabilidades generales, generalmente más creativas y hasta diría que más honestas. En el aspecto general de la lucha feminista siento que somos más apoyadas y respetadas, cada día ocupamos más lugares, muchos que antes solo eran de hombres, y eso es bueno. Tenemos la capacidad para responder ante las exigencias diarias, que cubren tanto la faz laboral como lo familiar.
Mi ilusión para el futuro es que continúe el proceso de deconstrucción machista existente en la actualidad y que las generaciones que nos siguen pueda vivir la igualdad que deseamos disfrutar actualmente y por la cual se lucha día a día.
“Una tendencia a no querer escucharnos”
Nahimé Acevedo - Activista, fundadora del grupo Salvanos Salvando
Son más las mujeres que ves en las organizaciones participando o luchando que hombres. Creo que lo que nos pasa es que venimos de la lucha feminista y eso nos hace sentir capaces y saber que podemos luchar por nuestros derechos. Pero la mujer todavía no tiene lugar en los espacios de decisiones al igual que el hombre. No hay paridad de género en eso; nos ha pasado que en algunos lugares a los que nos invitaban querían que vayan hombres y no mujeres a charlar. Hay espacios en los que se les da mayor voz a un hombre cuando en realidad en la lucha somos más mujeres... y para lograr la justicia ambiental hay que conseguir la justicia social, porque van de la mano, y es imposible conseguir la segunda si hay desigualdades.
Hay muchas mujeres activistas, sí, pero en todos los espacios de decisión hay una tendencia a no querer escucharlas.
En la lucha también está el machismo, que se nota cuando el hombre no puede mostrar sensibilidad a ciertas problemáticas porque puede interferir con su imagen. Además de darle más espacio a las mujeres para la toma de decisiones, es necesario que los varones puedan empezar a cuestionarse; es algo que recién está comenzando a plantearse, después de los sucesos ocurridos últimamente.
Ya no hay diferencias en el campo de la salud
Virginia Manzano, médica jefa de terapia intensiva del Hospital Centro de Salud
En nuestra carrera el sexo femenino ha pasado a ser protagonista en los últimos años; si uno viene al hospital y mira, las mujeres dominan la mayoría de las especialidades médicas: de hecho, hay algunas que tenían el tabú de que sólo eran para hombres, y ahora ya no es así: hay urólogas, traumatólogas... ya no hay distinción entre hombres y mujeres en ciertas áreas de la salud.
Lo que pasa es que una va demostrando y se va imponiendo con el trabajo que hace y así es cómo te ganás el respeto. Lo de diferenciar o hacer comentarios sobre el trabajo de la mujer era quizá de los médicos de antes; todo era muy machista. Cuando entré al hospital, hace 10 años, me decían “vos sos residente, no sabés nada” y desprestigiaban mi trabajo. Pero eso ha cambiado; se ha naturalizado el rol de la mujer y ahora todo es bastante igualitario.
Nosotros tenemos un equipo de trabajo que es mitad hombres y mitad mujeres; no hay ninguna desigualdad ni machismo. Todo es ameno, pero sé que en otras áreas sí hay diferencias en cuanto a las capacidades que pueda tener una mujer respecto a la de un varón. Mirando al futuro, mi deseo es que continuemos trabajando lo más amenamente posible y que no haya diferencias entre el varón y la mujer; que sea todo igualitario y que haya compañerismo y camaradería sin distinción alguna de género.
"La música sigue siendo una industria machista"
Cecilia Paliza - Cantante y docente
Si pensamos al nivel de las grandes producciones y sellos discográficos, todo sigue tirando siempre para los hombres, y aún más en nuestro país. Sigue siendo una industria machista; somos las mujeres adultas y las jovencitas las que vamos abriéndonos camino solas, hoy por las redes sociales; y gracias a eso las mujeres pueden tener más llegada.
Es una lástima (lo que sucede en el ambiente de la música) porque hay muchas chicas con talento que están perdidas en la nada... ¡a veces sueño con tener dinero y poder producirlas! Lo que sucede en la actualidad es que el público femenino es el que más consume, e incluso son ellas las que llevan a los hombres a las salas. No hay que culpar a la producción ni a las discográficas; es el público el que decide y los productores producen apuntam adonde van a tener rédito.
Quizá lo que tendría que cambiar a futuro es la forma de ver y escuchar del público; sería bueno que las mismas mujeres también demos crédito a nuestras pares. Pero es algo que ya está pasando; estamos en camino a eso. Yo veo a mis alumnas chicas y jovencitas, que todo el tiempo quieren cantar cosas de artistas mujeres; antes no era así, no había tantas opciones... Ahora sueñan con ser como Tini, Lali, María Becerra. Lo que habría que cambiar en el futuro es el oído del que escucha: no decir “ah, música era lo de antes...”. Todo avanza y la música también.
El “techo de cristal” en la ciencia
Virginia Albarracín - Directora del Centro Integral de Microscopía Electrónica
Si bien las mujeres hemos avanzado y somos mayoría en la ciencia, aún sentimos con mucha fuerza el famoso “techo de cristal”. Como balance puedo decir que en comparación a hace 10 años hoy se debate mucho más el lugar de la mujer en la ciencia. Antes estaba invisibilizada la mayoría de los inconvenientes y las desventajas que teníamos las investigadoras en nuestra carrera científica, sobre todo el desafío que significaba tener que investigar y tener hijos.
Hoy se reconocen muchos problemas que enfrentamos las mujeres. No es lo mismo ser mujer que ser varón en la ciencia. Nosotras afrontamos distintas barreras, que son invisibles, pero están ahí. Eso está muy presente en los discursos y está generando políticas para beneficiar a la mujer. Por ejemplo, ahora hay licencia por maternidad. Los cambios se ven más que nada en el Conicet; en la Universidad no hay tantos avances.
El mayor desafío que enfrentamos es el condicionamiento social. Por eso los avances serán muy lentos. Tiene que haber un compromiso de todos los sectores. Hoy el principal problema son las violencias cotidianas contra la mujer. Mi gran ilusión es que Tucumán tenga un Ministerio de Ciencia y Técnica y lo dirija una mujer. Una anécdota: muchos de los que llegan al laboratorio que dirijo, me preguntan dónde está el director. Sigue muy presente la imagen del científico como hombre.
El logro de los cambios curriculares
Adela Seguí - Decana de la Facultad de Derecho de la UNT
Mi balance de los últimos 10 años en relación al campo del derecho y a nuestra Facultad en la UNT es muy positivo. Hace ocho años asumía como decana y sentía que esta casa tenía una gran deuda respecto al género, puntualmente en cuanto a las desigualdades de las mujeres. Convoqué un pequeño grupo y creamos el Observatorio de Género y Diversidad de la Facultad.
Hicimos campañas sobre el acoso y se trabajó para incorporar el género en la curricula. Creamos una cátedra libre, luego un protocolo de género que está vigente y se tramitaron denuncias de alumnas. En 2018 hubo una reforma que introdujo decisivamente el tema en la currícula de Derecho en dos materias. Ahora los alumnos lo estudian. Todo eso ha traído un impacto muy grande en la vida institucional.
Mi principal ilusión es que las mujeres tengamos verdadera igualdad, que se nos reconozcan los derechos y las diferencias que no nos hacen gozar de esa verdadera igualdad. También es tiempo de que se nos de la oportunidad de ocupar más espacios de conducción; tengo la idea de hacer una convocatoria para mujeres, no partidaria ni sesgada por algún pensamiento, para repensar Tucumán desde nuestra mirada: siempre hemos sido gobernados por hombres y creo que la mirada de la mujer sobre la vida y el mundo es diferente.
La libertad financiera es una cuenta pendiente
Verónica Figueroa - Miembro del Centro de las Mujeres, Diversidades y DDHH
En la última década hemos progresado en la visibilización de las desigualdades e inequidades de las mujeres en el ámbito laboral. Avanzamos en la ampliación de derechos y en el diseño de políticas públicas para evitar esta brecha, pero las mujeres siguen siendo una mano de obra barata y mal paga. En Famaillá (donde funciona el Centro de las Mujeres, Diversidades y DDHH) aún no se puede erradicar que los peores trabajos sean realizados por mujeres que cobran una ayuda social o están en negro.
Gran parte de la población femenina sigue subempleada o desempleada, percibe ingresos bajísimos y/o cumple jornadas extenuantes. También hay quienes no poseen obra social ni aportes previsionales. Muchas son cabeza de familia y cumplen una doble o triple jornada: en casa, fuera de ella, y para aprender alguna carrera u oficio que posibilite mejorar su calidad de vida. Por igual, algunas siguen sosteniendo situaciones de violencia porque carecen de ingresos que les permitan cortar la dependencia o deben abandonar sus estudios para dedicarse al hogar.
Todavía falta para decir que nuestras mujeres tienen empleo formal, pueden obtener un ascenso social por sus logros personales o trabajar de lo que aman. Aún no podemos celebrar y -en su lugar- luchamos para que los derechos laborales se garanticen a todas y no sean sólo declamativos de las áreas de género.
Las barreras existentes en la UNT
Carina Van Nieuwenhove - Profesora de la Facultad de Ciencias Naturales e IML
La inserción actual de la mujer en el ámbito universitario es indiscutible, un logro que conseguimos. Luego de mucho transitar, hubo un incremento paulatino de la participación femenina en los distintos sectores de la universidad.
Si bien existen carreras donde aún es posible visualizar una clara brecha de género, en muchas otras prevalecen las mujeres como alumnas o docentes. En la Facultad de Ciencias Naturales, ámbito donde me desempeño, he sido testigo de un cambio visible respecto al desempeño de la mujer en cargos jerárquicos.
Hasta hace poco tiempo, el cargo de autoridad máxima de nuestra institución educativa era solo alcanzado por hombres. Esta situación fue revertida en 2014, donde por primera vez una mujer alcanzó el cargo máximo de Decana (Dra. Margarita Hidalgo), coincidiendo además con la elección de la primera rectora de la UNT, Dra. Alicia Bardón. A pesar de este logro histórico, desempeñarse en el ámbito universitario como mujer no es un camino fácil, existiendo aún numerosos obstáculos y barreras por vencer.
Es indispensable implementar acciones para el pleno desarrollo profesional de las mujeres universitarias, fomentando la igualdad de oportunidades. Cambios que además garanticen nuevos espacios para las generaciones futuras.
Apagar el fuego y enfrentar los prejuicios
Leila Senz - Bombera de Yerba Buena y estudiante de Medicina
Recuerdo hace poco, cuando se desató un incendio en un taller mecánico de autos, en la parte trasera había un depósito con tachos de grasa y garrafas de gas. Llegué con todos mis elementos de seguridad y un hacha, porque ese depósito estaba cerrado con candado y era necesario romperlo antes que llegue el fuego. El dueño del lugar me quitó el hacha y se la dio a un familiar que estaba de short y ojotas, sin ninguna protección. Mientras tanto decía: “le demos la herramienta al hombre”. Con su actitud me hizo notar que no me veía capaz de enfrentar la gravedad del hecho. Al final se dio cuenta de que pude controlar las llamas y el peligro en el lugar.
Estas situaciones en las cuales nos marcan la diferencia de género no son fuera de lo común. Ocurren a menudo, a pesar de que en el cuartel de bomberos de Yerba Buena la mitad somos mujeres. Igualmente pienso que hubo muchos avances en los últimos años y que las mujeres estamos más empoderadas. Antes, por ejemplo, las bomberas no podíamos hacer guardia nocturna y hoy sí las hacemos. O ni siquiera les permitían entrar a un cuartel. Lo que sí falta es capacitación de género y más equipamiento acorde al cuerpo de la mujer. Pienso que hay personas que quisieran ser bomberas y todavía no se animan porque es un terreno bastante marcado por el hombre.
Alzar la voz: la militancia feminista
Vicky Disatnik - Directora de la Casa de las Mujeres Norma Nassif
En los 90, para las marchas del 8 de marzo éramos poquísimas. En cambio, el nivel de convocatoria que tiene hoy el movimiento de mujeres resulta impresionante. La respuesta frente a la demanda de justicia es rápida y la nueva ola de feminismo ha sabido romper el silenciamiento. Además, hay que destacar la participación activa de las jóvenes en los reclamos. En otras épocas no existía un compromiso por parte de la juventud, pero actualmente esta franja etaria representa el grueso de la masa que se moviliza para exigir reivindicaciones y mejores condiciones laborales o de vida.
Los encuentros nacionales dan cuenta del crecimiento que logramos. Sin embargo, eso no significa que hayamos alcanzado nuestros objetivos. Aún seguimos peleando y -a veces- con situaciones de tanta opresión como las que vivieron las “brujas” en la Edad Media. Remover ciertas ideas implica procesos largos que nos llevan a repensar la estructura social, económica, política en la cual vivimos.
Sobre las faltas, a pesar del tiempo transcurrido, en Tucumán permanece vigente el tira y afloje con la ESI y su implementación en las escuelas. Tampoco hemos conseguido la adhesión a Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable y sigue en espera la Ley de Paridad de Género. Sin olvidarnos de la Ley Micaela que, hasta ahora, ha sido apenas una fantochada con una charla de capacitación.