Investigadores de la Universidad de Princeton, liderado por el experto en ingeniería y asuntos internacionales Alex Glaser, desarrollaron en 2019 una simulación sobre los posibles daños que provocaría una guerra nuclear entre Estados Unidos (países aliados de la OTAN) y Rusia.

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El modelo, basado en equipos nucleares reales y objetivos militares, predice que en pocas horas podríamos llegar a 34,1 millones de muertos y 55,9 millones de heridos, sin contar las víctimas relacionadas con los efectos de las armas nucleares tras las explosiones.

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Según los investigadores, una guerra nuclear podría evolucionar en tres fases. El primero involucraría objetivos tácticos, el segundo estaría dirigido a eliminar la capacidad nuclear ofensiva del enemigo y, finalmente, el tercero conduciría a la destrucción de ciudades clave para evitar la recuperación de los oponentes.

Los investigadores -precisa el diario italiano LaStampa.it,  imaginaron un primer movimiento por parte de Rusia. Un ataque de advertencia nuclear podría dispararse desde una base cerca de Kaliningrado, en el Mar Báltico, con el objetivo de detener el avance de Estados Unidos y la OTAN. En respuesta, los aliados atacarían a Rusia con un único ataque aéreo táctico nuclear, convirtiendo el conflicto en una guerra atómica que afectaría a toda Europa. Un movimiento similar, concluyen los investigadores, llevaría las bajas a 85,3 millones en solo 45 minutos.

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"El riesgo de una guerra nuclear ha aumentado dramáticamente en los últimos dos años", explica el equipo de investigación. "Estados Unidos y Rusia abandonaron sus viejos tratados de control de armas nucleares, comenzaron a desarrollar nuevos tipos de armas nucleares y ampliaron las circunstancias en las que podrían usarlas".

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