El trabajo de la mujer en las actividades productivas vinculadas al campo es fundamental e invalorable. Es la responsable de llevar adelante muchísimas y necesarias labores, para que cualquier producción resulte exitosa.

El martes se conmemora el “Día Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas”. La efeméride nació en 2011, con el objetivo de impulsar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. La fecha tiene un primer antecedente en 1910, cuando en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague (Dinamarca), con la asistencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, se decidió proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

En las actividades rurales la mujer desempeña un gran papel alrededor del globo. En el mundo, en el país, en la región y en nuestra provincia sobran ejemplos. La diversidad productiva y la necesidad de ocupar diferentes puestos de trabajos es tan grande; y en muchos de ellos, el papel de la mujer no solo resulta importante, sino también indispensable.

Durante mucho tiempo se afirmaba que el trabajo rural estaba vinculado de manera permanente al hombre, debido a la dureza que muchas veces requieren ciertos trabajos. A medida que el tiempo fue pasando, sin embargo, la inserción de la mujer en muchos trabajos y labores se convirtió en una realidad y, a la vez, en una necesidad.

Múltiples protagonistas

Las actividades en el ámbito rural son diversas y requieren del trabajo contante de empresarios, de técnicos, de profesionales de diversas disciplinas, de investigadores, de cosecheros, de maquinistas, de tractoristas y de operarios varios. Todos ellos, día a día realizan una gran labor para que los bienes del campo salgan hacia las ciudades y sean comercializados y consumidos en diversos mercados locales, nacionales e internacionales. Esto permite que las riquezas del campo sean distribuidas, finalmente, en todas las actividades y que los beneficios lleguen a la sociedad en su conjunto.

Se suman, además, otras actividades relacionadas al campo, como las comerciales, industriales, gremiales, sociales y de medios de comunicación. Todas estas tienen también una gran importancia en el desarrollo agropecuario. Y la inserción del trabajo de la mujer fue y es primordial para que todas estas se desarrollen de manera adecuada.

De acuerdo a datos que suministra la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y un 43% de la mano de obra agrícola. A su vez, más de un 50% se encuentran involucradas en algún proceso de la alimentación; y esto es muy importante de destacar en la producción agropecuaria.

En la literatura rural siempre se dice que no se puede conseguir un desarrollo agrícola y rural sea equitativo, eficaz y sostenible sin el reconocimiento expreso de la enorme aportación de la mujer rural a la producción alimentaria y agrícola y de su función crucial para determinar y para garantizar la seguridad alimentaria y, a la vez, el bienestar de todo el hogar.

En todo momento resulta importante valorizar el papel de la mujer en las explotaciones agrícolas y en el mundo rural. Hoy el mundo laboral exige -y así debe ser- que se garantice la igualdad entre hombres y mujeres, ya que se trata de uno de los principios fundamentales de cualquier país del mundo moderno.

Presencia histórica

Es importante comentar que las mujeres siempre han estado presentes en el campo, aunque no se les ha tenido tan en cuenta como en la actualidad. En la agricultura moderna existen actividades productivas que no podrían mantenerse sin la presencia y el trabajo delicado de las mujeres. Si bien sus tareas en la explotación a veces suelen tener carácter complementario, en ocasiones resulta primordial; su presencia y su labor sirven para consolidar el tejido social que sostiene a su familia y a su explotación.

La mujer realiza múltiples actividades relacionadas directa o indirectamente a los trabajos agropecuarios. Tantas que muchas veces resulta muy difícil enumerarlas y describirlas; entre otras, empresarias, emprendedoras, profesionales, cosecheras, embaladoras, supervisoras, laboratoristas, tractoristas, administrativas, periodistas y personal de seguridad.

Debemos tener presente que el rol de la mujer en muchísimas labores y actividades rurales resulta fundamental e indispensable para que se logre el éxito productivo buscado. Muchas empresas agropecuarias del mundo y de nuestro país tienen bien en claro esta cuestión, y consideran a la mujer como un pilar fundamental dentro de su estructura productiva.