Por un momento, al menos en la previa, los hinchas hicieron su propio ritual para dejar atrás la pesadilla deportiva que venían viviendo con Atlético. Papelitos, bengalas, pilusos, pintura y mucho color para estar a tono con la fecha festiva del carnaval.
Atlético: el Monumental volvió a rugirAunque sea una palabra que en época de pandemia se trata de evitar, Atlético se contagió: presentó todos los síntomas compatibles al carnaval. Lo bueno y lo malo. Hasta se dio el gusto de dormir una siesta en medio del partido que casi termina en gol de los visitantes. Pero lo positivo fue abundante: las ofrendas de los miles de hinchas al “Decano” dieron resultado, aunque no fue una tarea sencilla.
Atlético rompió el maleficio y cosechó la primera victoria en el torneoEn Renzo Tesuri apareció el compromiso y la desfachatez para gambetear, para presionar y correr a todos. En Gastón Gil Romero hubo equilibrio y auxilio a todos en el medio. Bruno Bianchi fue el más sobrio, el que puso el orden en el fondo y brindó la seguridad necesaria para que el resto pudiera jugar.
Atlético: la fiesta está aseguradaA pesar de lo envalentonado que se mostró el equipo, el primer tiempo fue muy parejo. Difícil para el local, porque Patronato no se movió del fondo y jugó casi en las narices de Matías Mansilla, su arquero.
Tan cuesta arriba fue el partido en la parte inicial, que la más clara fue para el “Patrón”, en los pies de Alexander Sosa con una volea impecable que explotó en el travesaño en el único descuido del “Decano”.
Atlético: la importancia de BrunoAsí terminó el primer período, con un Atlético que a pesar de su propia ansiedad y de las limitaciones del rival se fue al vestuario con un 0-0 que le sabía a poco.
El gol tempranero solucionó algunos problemas para el equipo de Juan Manuel Azconzábal. El más importante era el de la presión. El “Decano” necesitaba ganar, y si bien la gente siempre alentó desde afuera, con el correr de los minutos se iban a sentir la impaciencia. Otra cuestión que el derechazo de Federico Andrada resolvió fue el planteo estilo cerrojo del equipo de Iván Delfino: con el gol se abrió el marcador y la muralla defensiva propuesta por el conjunto entrerriano.
Atlético: se empiezan a ver los frutosAparecieron los espacios y aunque Atlético no se animó a ser más agresivo en el ataque, daba la sensación de que en cualquier momento podía contragolpear y liquidar la historia. Al final, fue solo 1-0.
Uno de los rituales más importantes del carnaval en el norte de nuestro país es el entierro del Diablo. Un ritual que consiste en enterrar, tras la música típica, bailes y lamentos, a una gran cantidad de sentimientos y pensamientos, contenidos en un objeto hasta el año próximo. Se lo hace por la tarde-noche (como anoche en el Monumental) y ante la mirada de pocos (ayer fueron miles de fanáticos), ya que el lugar secreto que se elige para que el Diablo descanse en paz no debe ser conocido por la mayoría. En el José Fierro, invocando a la madre tierra, se cantó, se gritó, se bailó, se hicieron ofrendas y finalmente se lloró. La descarga de emociones fue tremenda. Atlético enterró, en el cierre del carnaval, una mochila pesada que cargaba en sus espaldas desde hacía casi cinco meses: la de no poder sumar de a tres.
El abrazo final de los jugadores en el área que da hacia calle Chile fue un abrazo de contención, de desahogo y de emoción. Atlético necesitaba ganar, por sí mismo y porque estaba ante un rival directo en los promedios. Necesitaba ganar para recuperar la confianza y para que el clima de carnaval se extendiera unos días más en Tucumán.
"Hicimos un partido intenso"
Una de las figuras de la noche fue Bruno Bianchi, el defensor que volvió a Tucumán para ser el líder de la defensa, fue una pieza clave en el equipo. “En el día a día se notaba esa carga que tenían los chicos. Pero hoy quedó demostrado que hay actitud, me gusto mucho eso y también el acompañamiento de la gente, que es muy importante para nosotros”, señaló el experimentado defensor.
“Se hizo un partido muy inteligente, muy maduro, muy intenso. Supimos mantener el arco en cero por la intensidad que mostramos”, valoró el central de 33 años. “El sentimiento que tengo aquí (por Atlético) no se compara, es casi el final de mi carrera y quiero terminarla de la mejor manera”, confesó el central.