Un doble crimen con un indiscutible sello mafioso alteró la paz de Santa Lucía. Ayer al mediodía se encontró el cuerpo del hijo del hombre que había sido asesinado el jueves por la noche. Ambos fueron ejecutados con una frialdad que espantó a los investigadores más curtidos de la Policía y de la Justicia. Y por cómo actuó o actuaron para cometer esos delitos, toma fuerza la participación de uno o más sicarios.

Ayer, cerca del mediodía, lugareños encontraron el cuerpo de Walter de la Vega (25 años) a unos 100 metros de donde había sido hallada la camioneta con el cuerpo calcinado de su padre Luis Rodrigo “Chano” de la Vega (52) en el interior. El lugar fue rastrillado por familiares, por la Policía y por los especialistas del Equipo Científico de Investigación Fiscal (Ecif), el jueves por la noche y el viernes por la mañana, sin que hubieran observado nada. Por eso creen que el cadáver fue arrojado después de que se retiraron de allí, para que el mensaje llegue a más personas.

El mayor de los De La Vega, el jueves por la tarde, había partido a Catamarca a realizar una compra. Antes de partir mantuvo una fuerte discusión con su hijo fallecido. Cuando se sospechaba que él podría haber sido el autor del crimen de su padre, otro hermano denunció su desaparición y el caso siguió llenándose de dudas. Pero se disiparon totalmente cuando los forenses confirmaron que el más joven había recibido dos disparos: uno en el pecho y otro en la nuca, clara señal de que habría sido ejecutado a sangre fría. Su progenitor habría sido ultimado de dos balazos, pero los autores, para borrar todo tipo de evidencia, le prendieron fuego en el interior de su camioneta.

Enardecidos

La noticia del hallazgo del segundo cuerpo alteró la paz de Santa Lucía. Familiares y vecinos decidieron cortar la ruta 307 para exigir la presencia en el lugar de la fiscala Mónica García de Targa, que está al frente de la investigación. La protesta generó un caos en el tránsito, ya que centenares de tucumanos pretendían viajar a los valles. La fila de vehículos detenidos llegó a tener cinco kilómetros. “Es una vergüenza lo que están haciendo. Parece que nos les importa que haya familias enteras esperando desde hace horas”, se quejó Luciano Martínez, que quería reencontrarse con sus familiares en El Mollar.

“Lo siento si se enoja la gente, pero aquí mataron a dos personas muy conocidas en Santa Lucía, no dos animales. Es la única manera que tenemos para llamar la atención de las autoridades”, explicó Gustavo Jiménez. “La gente es muy desalmada, no entiende que tenemos que enterrar dos seres queridos. Y ellos se enojan porque no pueden llegar al lugar de descanso”, añadió Luciana Mendoza.

El corte duró hasta que personal de la fiscalía les explicó cuáles eran las tareas que estaban realizando y que no finalizarán con su trabajo hasta que se aclare el doble homicidio. Pero hasta aquí no hay ninguna pista firme. Descartada la posible de que se trate de un crimen intrafamiliar, la única línea es que se trató de un ajuste de cuentas perpetrado por personas que saben cómo matar sin dejar huellas. Aún no hay respuestas del por qué y de cuándo.

Los familiares de las víctimas confirmaron que ambos tenían antecedentes por delitos contra la propiedad. “Nada de lo que ellos hicieron en algún momento de su vida justifica la muerte que tuvieron. Tampoco estaban metidos en cosas raras”, explicó Julia. “Esperemos que encuentren a los culpables rápido antes de que esto empeore”, advirtió.

En las investigaciones policiales y judiciales las comparaciones no son odiosas, sino necesarias. Ayer, los pesquisas comenzaron a prestar más atención a un doble crimen registrado en La Cocha. En marzo pasado, Víctor Hugo Brito (58) fue encontrado asesinado de un disparo en la nuca en su casa de una localidad alejada. Su hijo, Gonzalo Brito (18) también estaba desaparecido hasta que lo encontraron en otro lugar. También lo habían matado a balazos y luego le prendieron fuego en el interior del automóvil en el que se desplazaba para borrar todas las huellas. Ambos casos tienen demasiadas coincidencias y algunos investigadores ya hablan de que uno o más sicarios podrían estar involucrados en los dos casos.

El doble homicidio de La Cocha nunca se esclareció. Sí se encontraron datos que llevaron a desarticular una red de narcomenudeo que vendía muerte en dosis en las principales ciudades del sur de la provincia. En Santa Lucía se analiza la posibilidad de que las víctimas hayan tenido problemas en el mundo de las drogas.