El jueves 30 de diciembre, CiTá Abasto de Cultura cerró transitoriamente sus puertas como espacio artístico. Atrás quedaba una primera etapa de experiencias, donde a la sala cubierta se le fueron sumando lugares al aire libre, como el patio y la terraza, todo atravesado por una pandemia que resiste irse.

Menos de dos meses más tarde, vuelve a recibir la música con un diseño espacial reconceptualizado, que reúne en la casa La Madrid 1.457 a lo que estaba adentro con el afuera para encontrar nuevas dinámicas creativas. Volaron puertas, sitios técnicos y cerramientos y ahora se abre el desafío de pensar de nuevo los lugares para su aprovechamiento pleno, según cada propuesta.

Para inaugurar oficialmente esta etapa (hubo algunos shows previos, pero esta noche es el relanzamiento formal, como inicio de la temporada 2022) se convocó a Nostradamus, el trío de jazz que integran Alberto Pulpo Ramos, Juan José Quintero y Francisco Pancho González, habituales animadores de muchas noches de CiTá con sus versiones de clásicos del género y composiciones propias. Tendremos un repertorio ente clásicos (con obras de Chick Corea, Bill Evans y John Carissi, por ejemplo) y composiciones propias. “Comenzamos el año con un panorama nuevo: hemos afianzado nuestro trabajo y encarado nuevas experiencias que nos dan la oportunidad de transgredir el ámbito en el que habitualmente nos desenvolvemos”, adelanta González.

“Relanzamiento”

Al frente de CiTá sigue Fernando Ríos Kissner, quien se resiste a hablar de reinauguración en el diálogo con LA GACETA. “Me gusta hablar de un relanzamiento a partir de la readecuación de lo que ya teníamos a partir del apoyo del Instituto Nacional del Teatro con su programa de subsidios Espectar de Mejora Infraestructura Teatral, que se me otorgó para modificar la sala”, explica. Ese aporte fue de $490.000 en su caso, y hubo otras 15 salas teatrales de la provincia que lo recibieron en montos iguales o apenas superiores o inferiores hasta totalizar $7.880.000 distribuidos en Tucumán (el 35.5% de lo entregado en bloque a la región, de poco más de $24 millones acumulados).

“Sin ese aporte, por más que no alcance al 100% de los gastos, no podríamos haber hecho absolutamente nada. Celebro la política activa de parte del INT, que redujo la burocracia a su mínima expresión”, señala Ríos.

“La idea del proyecto que presentamos apuntó a integrar la sala cerrada con el patio (sirve tanto de acceso como para ciertos eventos). Funcionaban como dos espacios pocos relacionados y casi estancos entre sí, y ahora tendremos una multiplicidad de opciones de puesta en escena teatrales o de música”, afirma.

Al detallar los trabajos realizados, el gestor cultural menciona, entre otros, la modificación y traslado de la cabina técnica de sonido y luces, lo que permitió colocar un portón que ocupa prácticamente el 90% del ancho de la vieja sala y que ahora se abre en su totalidad; la elevación del piso del patio para nivelarlo con el que tiene el interior, lo que le permite una continuidad tanto visual como para su circulación sin escalones ni desniveles; la incorporación de más gradas en la sala hasta cubrir 60 localidades (prácticamente el doble que en 2021), que si se suman los espectadores que pueden ubicarse en el patio destechado se llegaría a 85 personas; y nueva pintura, vigas y pisos. El equipamiento básicamente sigue siendo el mismo.

Más allá de la integración, cada espacio podrá seguir funcionando autónomamente como lo venía haciendo hasta el año pasado, según las necesidades y requerimientos artísticos. “Estamos muy contentos en cómo quedó todo y queremos mostrar las mejoras alcanzadas a todos. Para disfrutarlo, estamos armando una temporada muy intensa y auspiciosa de miércoles a domingo, con teatristas, artistas plásticos, músicos, poetas y escritores que nos acercan ideas, con puertas abiertas a todos los que quieran acercar su inquietud para ayudarlos a producirla. Hay una movida muy interesante en el barrio del Abasto, que es muy atractiva”, destaca.