El desastre ecológico que está sufriendo - y aguantando - la hermana provincia de Corrientes duele en el alma.Las notas gráficas y relatos son impresionantes . Implacable, voraz y venido de la nada, el fuego, cual dragón alocado, continúa devorando la verde superficie -obligado hábitat de vidas humanas, animales y vegetales- para dejar en su lugar el negro manto de desolación, tristeza y soledad. Calor, fuego y humo imperando sobre toda clase de vida humana, animal y vegetal. Campanas de muerte doblando sobre casas, fincas y animales silvestres, despojados de su hábitat natural de lagos, lagunas, esteros y bosques. Tierra negra, cielo rojo y aire ardiente en lenguas de infernal dragón. Familias completas huyendo azoradas, llorosas e impotentes. Los gritos de ayuda se elevan al Señor, como nunca antes se había implorado. El país está entendiendo. Las ayudas están llegando: Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y las que deseen sumarse, bienvenidas serán. Ya poco importa cuán tarde lleguen, pero que lleguen. Este impiadoso enemigo debe ser dominado cueste lo que cueste. Que se acabe la tragedia y renazca la esperanza en nuestros hermanos correntinos. Cuanto antes, mejor. Es nuestro humilde deseo.

Darío Albornoz


lisdaralbornoz1@gmail.com