El 20 de octubre de 2016, Matías Juárez ingresó a un sanatorio de San Miguel de Tucumán por una cirugía de amígdalas programada. Según los médicos, la cirugía duraba 30 minutos, pero se extendió a casi una hora. Al finalizar la operación, lo llevaron a la habitación y en ese momento, María, su mamá, supo que algo no estaba bien. Cinco días después, el 25 de octubre, Matías murió a causa de un coma inducido que le produjo una arritmia.

Más de cinco años después, la causa tiene algunos avances. Silvia Furque, abogada querellante, explicó que hay tres médicos (dos terapistas y un otorrino) imputados.“La fiscalía considera que las tres personas cumplieron un rol fundamental en la muerte de Matías y a los tres se los considera autores por mala praxis”, explicó Furque.

A criterio de la abogada, los médicos no supieron manejar el estado del niño y nunca encontraron el origen del sangrado que, posteriormente le causó la muerte. “Mientras Matías perdía sangre, las terapistas la reponían, pero nunca se preguntaron por qué perdía tanta sangre. Los médicos subestimaron el sangrado pensando que iba a parar y nunca paró. En sus declaraciones, ninguno de los médicos explicó qué hicieron parar parar el sangrado”, agregó.

El viernes salió el requerimiento de elevación a juicio de la causa, afirmó. “Por fin encontramos un juez y un fiscal que se interese por el fallecimiento de Matías. Hay una cofradía entre los médicos donde se tapan entre ellos. Por eso, el trabajo de la Justicia es doble: tratar de entender lo que pasó y contrastar con otras herramientas los dichos de los médicos”, denunció.

Según indicó, la querella pide el máximo de pena y la inhabilitación de la matrícula para los médicos involucrados. Mientras tanto, los acusados continúan trabajando hasta que se cumpla con el juicio y se determine o no la culpabilidad.