Lucía Amenábar (39 años)
“Viví mi toda mi adolescencia y juventud en Yerba Buena, sobre la avenida Aconquija. El cambio que observo es impresionante. Se convirtió en una ciudad. Sin embargo, a pesar de que la mayoría de las nuevas construcciones son modernas, estéticamente aceptables y de una altura moderada, es inevitable que la fisonomía del lugar cambie, viendo el cemento invadir el verde. Aún así, a comparación del centro, a mi me continúa resultando altamente gratificante poder vivir acá y tener un contacto más cercano con la naturaleza, el verde y la vida al aire libre.
Me parece que las construcciones en altura tienen que estar absolutamente controladas y reguladas, como asimismo el desmonte de la yunga con el fin de la construcción. De lo contrario, definitivamente Yerba Buena acabaría por perder eso que siempre nos enamoró. Para esto considero que la economía circular, y el consumo y la construcción sustentable, deben imperiosamente comenzar a instalarse en las políticas del municipio y en la conciencia y prácticas de nosotros, los ciudadanos”.
Ana Selis (vive desde hace 13 años en Yerba Buena)
“Cuando conseguimos la casa, la calle no tenía pavimento ni cloacas. Es lo que encontramos. La compramos y la remodelamos. Pero en dos meses tuvimos pavimento y seis meses después, cloacas. Creo que los cambios que hubo y hay son positivos. Todo lo que sea crecimiento y progreso es positivo. Los cambios de fisonomía por ahí golpean un poco, pero los edificios están bien estructurados. Ninguno tapa el cerro ni son agresivos a la vista ni al paisaje. No son muy altos tampoco, sacando uno o dos. Para mí es positivo. Como también es positivo que se hagan bicisendas. Todavía hay que educar a la gente, porque son pocos los ciclistas que las ocupan. Pero hay que ver lo de las aguas servidas. En Salas y Valdez hay una pérdida que está desde hace 30 años. También deben revisar los lomos de burro, porque cualquier vecino te hace uno”.
Graciela Medici (vecina hace 30 años)
“El cambio que ha experimentado Yerba Buena es asombroso. Era una ciudad en la que se hacía vida familiar los fines de semana y se trabajaba en el centro de San Miguel de Tucumán. Hace 50 años había casas quintas y no había comercios, los proveedores llegaban sólo hasta el Cristo. En el casco viejo había poquísimas calles pavimentadas. Desde los últimos 30 años a esta parte la gente ya podía permanecer más tiempo en Yerba Buena sin estar tan ligada a la Capital. Se abrieron bancos, supermercados y confiterías.
Respecto a las nuevas construcciones, yo las considero feas, además de que son carísimas. Son sólo para un sector de un poder adquisitivo alto. Me parecen de un diseño antiguo, que uno veía en zonas como Viña del Mar, donde se trata de aumentar el espacio de la terraza para acceder a una vista. Creo que la vista la tenemos los que paseamos.
Si se pretende conservar el carácter de un lugar, se debe frenar esa situación porque va a dejar de ser atractiva. Como le pasó a San Isidro y a Olivos (zona norte del Gran Buenos Aires), que perdieron completamente el carácter de quintas o casas de fines de semana y se transformaron en aglomerados urbanos, como si fueran extensiones de la ciudad.
Desarroladores
Ciudad eficiente.- “La gente ve con miedo este crecimiento en altura: que se va a perder Yerba Buena y va a ser una ciudad. Pero esto va de la mano de hacer una ciudad eficiente. Hay que hacer un trabajo y desarrollarlo en equipo con arquitectos, el municipio y los entes que dotan de infraestructura”. (Javier Nicolás Vázquez-Socio gerente de Aguirre+Vázquez Arquitectos)
Debe ser sustentable.- “Tenemos que sacarnos la idea de que vamos a vivir en una casa sin nadie a la vuelta. Son conceptos que ya no existen en ninguna parte del mundo, no es sustentable. No podemos hacer que la gente recorra ocho kilómetros para ir al supermercado. Eso es un consumo de energía infernal. Lo mismo pasa con los horarios cortados: no se puede contaminar tanto con recorridos innecesarios”. (Pilar Navarro-Socia del estudio Plural Arquitectos)
Planificación.- “El crecimiento y la densificación de la ciudad son inexorables, eso no lo para nadie. Sí puede ordenarlo la planificación, por eso el Código de Planeamiento Urbano regula zonas de mayor o menor densidad. No deberíamos asustarnos que en zonas de avenidas anchas, donde está el stock de terrenos para el crecimiento de la ciudad, cómo sucede al norte de la avenida Perón, aparecieran torres de altura”. (Sofia Viaña-Socia de Viamo Construcciones SRL)
Espacios verdes.- “Los cambios son difíciles de aceptar, sobre todo para la cultura de los habitantes tradicionales de Yerba Buena que en un principio del desarrollo se oponían a que se asfaltaran las calles. Eso es imposible y utópico. Los espacios verdes en este tipo de proyectos de densidad media están garantizados por el bajo índice de factor de ocupación de suelo que tiene el Código de Planeamiento Urbano de Yerba Buena”. (Javier Zerda-Arquitecto)