A la Virgen, la invocamos como Madre de Misericordia y protectora de los enfermos, que en Lourdes abrió una fuente de salud en la gruta de las apariciones.San Juan Pablo II, hace 30 años, instituyó la Jornada Mundial del Enfermo en este día de la Virgen de Lourdes, para sensibilizar al Pueblo de Dios sobre la necesidad de asistir a los enfermos y animar a quienes los cuidan. Este año bajo el lema: “Sean misericordiosos como el Padre es misericordioso”.En este tiempo de pandemia, ¡cuánta vida amenazada!, ¡cuántos enfermos y fallecidos a causa de esta enfermedad! Hermanos, familiares, amigos, vecinos y aún nosotros, en carne propia, hemos experimentado la fragilidad, el miedo, la angustia, la soledad, la culpa, el abandono… y, a la vez, recibimos el cuidado, la atención, el afecto, la cercanía de los agentes sanitarios y familiares que nos han servido. Ellos, testigos de la caridad de Dios, derraman sobre las heridas de los enfermos el aceite de la consolación y el vino de la esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús, misericordia del Padre. Gracias a todos los que están al servicio de los enfermos y que Dios los fortalezca cada día.