La puesta en marcha del proyecto hídrico Potrero del Clavillo, una obra largamente postergada, renació tras la gira internacional del presidente Alberto Fernández y el potencial interés de la empresa PowerChina para su concreción. Las conversaciones recién están dando los primeros pasos, pero que el tema vuelva a estar en agenda genera interés y entusiasmo.
“Con esas obras se regularían los ríos Gastona y Medina, que son los que generan la mayor parte de los problemas de inundaciones en Tucumán. A la vez contribuiría con el sistema interconectado nacional de energía. Y, particularmente, se beneficiarían Tucumán y Catamarca” explica el ingeniero Eduardo Martel, vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (Facet) de la UNT e integrante de la Comisión Especial de Emergencia Hídrica (CEEH) de la Legislatura.
Por su parte, el ingeniero Claudio Bravo destaca que este proyecto es un anhelo y una posibilidad de establecer un eje geopolítico nuevo. “Para hacer el Potrero del Clavillo se necesita mejorar la ruta 65, lo que permitiría salir directamente hacia el paso de San Francisco y el puerto de aguas profundas de Chile; abrir el mercado hacia la costa oeste de Estados Unidos y todo Medio Oriente”, enumera. Y agrega: “en tal sentido ya avanzaron con la nueva ruta Andalgalá-Belén. Actualmente están estudiando la obra de la nueva ruta entre Andalgalá-Aconquija y avanzando con la gestión de la nueva traza de la 65 entre Alpachiri y Las Estancias”.
Para Tucumán, el complejo hídrico es muy importante porque eliminaría las tomas de agua libres, unificando el sistema de riego. Esto evitaría inundaciones en la zonar zur y mejoraría el abastecimiento de agua. Todo se unificaría en un solo sistema y se haría un embalse lateral que compense y aproveche parcialmente el río Gastona. En lo que respecta a la cuestión energética, el suministro se potenciará y podrá cubrir la alta demanda en el verano.
En cuanto a los obstáculos que puedan presentarse, los ingenieros coincidieron en la cuestión ambiental. “Hay estudios de factibilidad técnico-económica que contraponen la inversión que se necesita hacer versus la rentabilidad que genera ese proyecto. Se calcula el costo de inversión por watt generado. Esos son indicadores que marcan la viabilidad de un proyecto, en el caso del Potrero si es viable desde el punto de vista energético”, sostuvo Martel.
Y aseguró que puede haber criterios ambientales que conspiren contra el plan hídrico porque existen intereses rentados por las grandes petroleras. “No les conviene que haya más energías alternativas a las obtenidas del petróleo. Son entidades que muchas veces boicotean estos proyectos”, apuntó.