En promedio, un niño o un adolescente pueden pasar cinco horas con sus barbijos en las escuelas. En el caso de los chicos que asisten a colegios de doble escolaridad, ese período ronda las ocho horas. En este escenario de tapabocas, ómicron y regreso a las aulas, muchos padres se preguntan cómo hacer para que sus hijos estén protegidos y respiren cómodos, a la vez.
"Para la seguridad de los alumnos, los papás y los docentes, lo mejor es que los estudiantes regresen a clases con su esquema de vacunación completo. De ese modo, disminuyen la carga viral y las posibilidades de contagio". Antes de adentrarse en las características de las mascarillas, la doctora Marcela Djivelekian efectúa esa aclaración, puesto que considera que son muchas las razones que apoyan la vacunación infantil. Básicamente, dice que se trata de una enfermedad peligrosa que afecta a cualquier sector de la población, incluidos los menores.
Luego asegura que estas variantes han llevado a los infectólogos a recomendar el empleo de barbijos que ofrezcan una mayor protección. Los más efectivos son los denominados N95, aunque los KN95 les siguen en nivel de capacidad de filtrado. Una tercera alternativa son los quirúrgicos, que tienen una eficacia de entre un 60 % y un 80 %. Y por último aparecen los de tela, que son los menos eficaces. Pero, ¿qué hacemos con nuestros hijos? ¿Pueden permanecen tantas horas con los sofocantes KN95, por ejemplo? "Se sugiere que los niños vayan al colegio con doble barbijo. Uno quirúrgico y uno de tela, por encima", contesta la especialista en pediatría, médica del Hospital de Niños y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
"Teniendo en cuenta las mutaciones que ha ido presentando el virus, tenemos que vacunar a los niños. Son susceptibles de contraer la enfermedad y de contagiar a otras personas". Marcela Djivelekian
"La ómicron es muy infectiva. Los barbijos de tela, por sí solos, no funcionan; no son una barrera suficiente para bloquear este virus", expresa. Con respecto a la indicación de colocarles dos barbijos, fundamenta que de ese modo mejoran el ajuste y la filtración. Incluso, hace la salvedad de que al cabo de cuatro horas se debe reemplazar el quirúrgico, que es el que va más cerca del rostro. Con respecto al tapabocas de tela, resalta que debe ser de varias capas.
Cuando le toca pronunciarse sobre los preferidos de los infectólogos, los KN95, explica que tienen una capa filtrante compuesta por un material llamado polipropileno. "Es como un plástico que ofrece mayor nivel de protección", añade. Si son utilizados siete horas por día, estos barbijos pueden durar siete días, a diferencia de los quirúrgicos que deben ser desechados al cabo de unas horas. "En el caso de los que tienen jornada escolar larga, les cubre una semana", calcula.
Amén de estos beneficios, la doctora -que también es mamá- sabe que a algunos chicos pueden resultarles sofocantes o que pueden preferir los de tela, con los escudos de sus colegios. Por eso, reitera la indicación inicial, que amalgama gustos y protección: que sea de varias capas de tela (no una sola) y que por debajo se les coloque un barbijo quirúrgico.
Enseguida, Djivelekian rescata un detalle para enseñarles a los niños y adolescentes, que pocas veces es tenido en cuenta hasta por los adultos: cómo manipular el barbijo. "Es fundamental tener las manos limpias para colocarlo y quitarlo. Y hay que tomarlo de las gomitas laterales; no de la parte delantera. Cuando no lo estén usando, lo ideal sería que lo guarden en una bolsita con cierre hermético, tipo ziploc. Y en la mochila deben cargar siempre un alcohol en gel", instruye.
Otras cuestiones que menciona la pediatra es que se siga respetando la distancia física de al menos un metro y medio, que en los grados se mantenga la ventilación cruzada, que se limpien y desinfecten de forma periódica todos los espacios y que los barbijos ajusten bien la cara de los chicos.
Por último, subraya que en los menores de tres años no se aconseja el uso de barbijo ya que representa un riesgo: los chiquitos pueden tragarse algún objeto; necesitan tener la boca descubierta; podrían experimentar dificultades para respirar, etcétera. Y sobre el cierre, Djivelekian vuelve al inicio la de conversación y repite que lo más importante es la vacunación: "esa la mayor protección que les podemos brindar", concluye.
Si me he contagiado con la variante ómicron, ¿puedo reinfectarme?