Es el espejo de las desigualdades que, al parecer, son muchas. Y aunque está naturalizada, no deja de sacudir hasta el más indiferente cuando se ven changuitos buscando comida en las bolsas de basura en las veredas. Y aunque la pobreza y su versión más extrema, la miseria, siempre existieron se han potenciado no solo en el país, sino también en nuestra provincia.

Según los datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en el área del Gran Tucumán-Tafí Viejo, el 46,2% de la población urbana (418.190 individuos), calculada en 905.000 personas carecen de los ingresos necesarios para estar por encima de la línea de pobreza que, al concluir el primer semestre de 2021, eran de unos $ 58.600 para una familia tipo.

De acuerdo con el informe del organismo, el 14,2% de los hogares habita en una vivienda que se halla próxima a basurales, es decir que el 15,8% de 142.786 personas habita en esas viviendas y representan poco más de un tercio de la población considerada pobre. La pandemia, sin duda, ha profundizado este panorama.

En la comparación interanual, hay 19.540 comprovincianos más que en 2020 que se han radicado en regiones vulnerables, cerca de basurales, de acuerdo con los “Indicadores de condiciones de vida de los hogares”, elaborado por la Dirección de Estadística de la Provincia.

La inflación aportó un significativo grano de arena a esta situación: con un 50% interanual de variación de precios al consumidor, una parte importante de la sociedad no ha podido seguir el ritmo de los incrementos porque sus salarios quedaron rezagados, más aún en los sectores más vulnerables, a los que les faltó un 40% de ingresos para alcanzar el valor mínimo de la Canasta Básica Total (CBT), es decir, el dinero elemental para poder alimentarse y, a la vez, costearse los gastos más imprescindibles de la vida diaria.

El ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue de $ 37.803, mientras la CBT promedio del mismo grupo de hogares alcanzó $ 62.989. En el plano de la salud, el 65,66% de los tucumanos cuenta con obra social, prepaga, mutual y/o servicio de emergencia, mientras que el 34,34% solo posee cobertura médica a través del sistema público, es decir 310.414 personas.

Según datos de la ONU, 1.300 millones de personas viven con menos de un dólar diario. La pobreza afecta a las personas de maneras distintas según el grupo de edad, género, pertenencia étnica, religiosa o ubicación.

Los niños, en particular, son uno de los grupos más vulnerables a la condición de pobreza debido a su dependencia física, emocional, económica y social, como también a la falta de autonomía de las familias y de las instituciones. Lo paradójico es que se cuenta con la tecnología y la capacidad de producir alimentos suficientes para abastecer a toda la humanidad. Más que económico, el problema pareciera ser social, dada la enorme inequidad en la distribución de los recursos y conocimientos, así como su acceso desigual.

En la Argentina, los pobres suelen ser la variable de ajuste de los gobiernos de turno. Desde hace años, está demostrado que el asistencialismo crónico no contribuye a erradicar la pobreza. La educación y el trabajo digno son los caminos básicos para desterrarla. “La pobreza es producto del sistema que hemos creado, por ende, hay que cambiar los modelos y conceptos rígidos de nuestra sociedad”, dice el banquero Muhammad Yunus.