El ciclo lectivo 2022 está a la vuelta de la esquina. En el Gobierno afirman que está en marcha un programa para la reparación de los establecimientos educacionales. A su vez, las autoridades sanitarias nacionales y provinciales vienen propiciando la vacunación de las franjas etarias en edad escolar, con el fin de que la Covid-19 no vuelva a ser un impedimento para el cursado presencial en las escuelas. Pero la realidad económica muestra otras facetas que a los padres inquieta: el incremento de los precios de los útiles que se precisan para asistir a clases. Por ejemplo, el kit de útiles escolares para la Primaria, compuesto por 21 productos, puede llegar a costar $ 4.470, mientras que en 2021 el valor de esa canasta promedió los $ 2.450, lo que representa un aumento del 82%, según un relevamiento efectuado por Focus Market. “La inflación sigue siendo un problema para los argentinos. Tanto este mes y el que viene tendrán una base inflacionaria del 4%”, anticipa la consultora.
Más allá de esta cuestión de todos los años en un país que se acostumbró a vivir con una inflación anual de dos dígitos, está el deterioro del poder adquisitivo. El inicio de las negociaciones entre las autoridades y los representantes sindicales debe contemplar no sólo la cuestión paritaria que, en cierta medida, condiciona el inicio de las clases en tanto y en cuanto las partes no lleguen a un entendimiento. También debería comenzar a debatirse de qué manera se desarrollarán, por ejemplo, los exámenes previos, si presencial o virtual, y que a su vez esas instancias de acompañamiento le permitan a los estudiantes ponerse a tono tras el período 2020/2021, que ha sido considerado por el Consejo Federal de Educación como una unidad pedagógica.
De esa manera, funcionarios, docentes, padres y alumnos tendrán un panorama más claro respecto de cómo será el sistema de enseñanza para lo que se viene y, así, dejar de lado la incertidumbre.
Asimismo, los establecimientos públicos y privados tendrán que establecer los principios básicos para prevenir contagios si la ola de contagios disminuye y, de esa manera, se vuelve a la presencialidad. El año pasado fue irregular en ese sentido.
La pandemia ha puesto a prueba a la educación en varias cuestiones organizativas. Y ha dejado varias materias pendientes que este año deberá rendir el sistema para volver a lo que fue la normalidad. Una de las más preocupantes es el retorno a las aulas de aquellos chicos que, por cuestiones sanitarias o por falta de apoyo, no acudieron a clases. La reinserción de los niños que aún están fuera del sistema también debe ser foco del debate intersectorial educativo.