Según el Banco Mundial, para este año se prevé que el crecimiento mundial se desacelerará marcadamente, a medida que los países empiezan a enfrentar el tercer año de la pandemia de la Covid-19. Ante este difícil panorama, los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED) encaran diversos desafíos económicos, entre ellos los brotes continuos de Covid-19, una elevada inflación, niveles de deuda sin precedentes y una mayor desigualdad de ingresos, sostiene la entidad. 

Según la última edición del informe Perspectivas económicas mundiales, se espera que el crecimiento mundial se desacelere del 5,5% en 2021 al 4,1% en 2022 y al 3,2% en 2023. 

La rápida propagación de la variante ómicron, además, indica que probablemente la pandemia continuará alterando la actividad económica en el corto plazo. La notable desaceleración en las principales economías -Estados Unidos y China- reducirá la demanda externa de bienes y servicios en numerosos MEED. 

Esto se produce justo cuando los Gobiernos de estas economías se están quedando sin espacio normativo para responder, de ser necesario, a los desafíos emergentes: nuevos brotes de Covid, persistentes cuellos de botella en las cadenas de suministro y presiones inflacionarias. La combinación de estas amenazas podría aumentar el riesgo de un aterrizaje brusco en estas economías, advierte el Banco Mundial.