Martín Anastacio, quien cumplirá 50 años el 9 de febrero, ahora divide su vida entre el fútbol y su familia. Papá de seis hijos, con tres nietos, desde lo futbolístico pasó casi 20 años dentro del campo de juego. Como entrenador lleva más de 10 años y logró cuatro títulos con distintos clubes del fútbol tucumano. La Florida, Ñuñorco y Atlético festejaron con él como DT principal, mientras que en sus comienzos, cuando aún era asistente de Salvador Mónaco, ganó un trofeo con Sportivo Guzmán.
Encontró en Barrio Echevarría su lugar en el mundo. Y como casi en todo el mundo deportivo sus vacaciones no son en enero o febrero, sino en diciembre por su calendario deportivo. Ayer a las 8, fue citada la Reserva de Atlético en el predio del Complejo de Ojo de Agua. “Me considero una persona sencilla, humilde, transparente y respetuosa. Son los valores que me inculcaron mis padres siempre el respeto por los demás. Gracias a Dios el fútbol y la vida me dieron muchas amistades”, confió a LG Deportiva Anastacio.
El día más triste de su vida fue hace 18 años, el 19 de julio de 2003. Un día antes del Día del Amigo. “Fue un golpe muy duro a mi vida el asesinato de mi papá Gaspar Juan Anastacio. Son cosas que duele en lo más profundo de mi corazón. Pero pude salir con ayuda de mucha gente que estuvo a mi lado. Y siempre voy a estar muy agradecido. En ese tiempo jugaba en Ñuñorco. Después de lo que pasó con mi papá me tuve que hacer cargo del negocio familiar que empezó mi madre, Carolina del Carmen”, señaló.
- ¿Cómo es tu día a día?
- Como el de muchos, diría. Me levantó temprano. Preparo el desayuno y compartimos con mi señora Fernanda y mis hijos. Antes de llevarlos al colegio a Gaspar, Facundo, Indiana y María del Huerto. Los dejo en el mismo y sigo al Complejo, donde ya a las 8 estamos entrenando con la reserva. Salgo al mediodía y retiro a los hijos. A la tarde lo ocupo con un grupo de amigos trabajando en el predio de Campo Norte, un proyecto con el que venimos hace 2 años. Tenemos una fundación que se llama Formando Valores Alianza Deportiva. Allí se enseña fútbol, hockey, boxeo y próximamente otras disciplinas. Siempre pensando en el deporte.
- ¿Siempre pensaste en ser jugador?
Si. Era el sueño de chico. Nunca pensé en otra cosa. Más allá que dejé segundo año de abogacía. Y cuando me retiré a los 39 años en Sportivo ya tenía pensado en ser técnico. Pensando en poder transmitirle a los jugadores toda mi experiencia vivida como jugador y como persona, ante todo. Mi lema es: ‘primero la persona, después el jugador’. Es lo que me llevó a tener amigos en todos los clubes que estuve. Trato de generar un buen vínculo con el jugador y formando buenos grupos.
- ¿De dónde salió tu perfil como DT?
- Aprendí mucho de Jorge Higuaín. A él lo tuve como entrenador en Atlético. Me gustaba su forma de transmitir y trabajar. El mensaje nos llegaba a los jugadores de manera muy clara. Era muy apasionado, te hacía vivir el entrenamiento como si fuera un partido. Por eso como entrenador siempre trabajo y me preparo para lograr llegar al objetivo que me propongo. Cuando llegué a Atlético, el objetivo era salir campeón. Después vino la Reserva, donde tuvimos un gran 2021 y ahí es donde sentí que se podía dar la posibilidad de dirigir Primera.
- ¿Te gustaría dar un salto en tu carrera?
- Me siento muy cómodo en el lugar que estoy, con un cuerpo técnico de grandes personas, somos como hermanos. Pero también uno siempre aspira a seguir creciendo, mejorando y nutriéndose para ser el mejor profesional en esta carrera.
- ¿Sos devoto de la Virgen del Valle?
-Si. Fui a agradecer por la salud y el trabajo. Voy en bicicleta siempre los 8 de diciembre. No pude ir en esa fecha porque teníamos el partido de River y por eso fui el 21.