Desde hace tiempo la masonería cambió el rótulo de secreta por el de discreta. Y esa política de apertura viene dando frutos, porque -según destacan sus máximas autoridades- la cantidad de masones se cuadruplicó en el país durante los últimos años. La visita a la provincia del Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, Pablo Lázaro, se organizó en esa sintonía. Por un lado discurrieron las actividades internas con sus hermanos -así se denominan los miembros de la masonería- tucumanos; por el otro, se sucedieron las reuniones públicas de protocolo institucional y los contactos con la prensa. De todo esto hablaron Lázaro y el vicepresidente primero de la Gran Logia, Ramiro Dall’Aglio, con LA GACETA.
- ¿Cuáles fueron los ejes de este paso por Tucumán?
- PL: vinimos por un triple motivo. Primero pusimos en funciones a las nuevas autoridades de las logias de Tucumán para el período 2022; en segundo término participamos en la cena del solsticio de verano, que es un ritual característico de la masonería en el que se celebran la vida y el comienzo de mejores tiempos, en un año tan particular. Y el tercero es que estamos en una política institucional de darnos a conocer fuertemente con todas las fuerzas vivas de las distintas localidades. Aquí hemos sido recibidos por el intendente Germán Alfaro. Teníamos una entrevista pautada con el Gobernador que por cuestiones de agenda hubo que reprogramar, pero también quedó abierto el camino.
- ¿A qué se debe esta política de apertura?
- PL: históricamente la masonería tuvo un halo de misterio alrededor. Nosotros asumimos hace un año, pero pertenecemos a una gestión que llega a la conducción de la masonería en 2008 y pone en valor comunicacional a la institución. Creemos que la masonería no tiene nada que esconder, sino mucho que aportar. Hoy estamos más vigentes que nunca, porque con estas llamadas grietas y antinomias que dividen a los argentinos, la masonería como usina de ideas y lugar neutral de debate es sin dudas un buen punto de encuentro para forjar acuerdos, Cada vez que la masonería argentina salió fue para ofrecerse y entendemos que este es el momento.
- ¿Cuál es el rol que le cabe a la masonería en este momento de nuestro país?
- PL: históricamente la masonería habló de 10 puntos de acuerdo entre los distintos espacios políticos. Hoy nos conformamos con cinco, y es bastante ambicioso. Pero tenemos el convencimiento de que hay temas en los que, más allá de las cuestiones propias de cada partido, todos estamos de acuerdo. Como la educación; difícilmente alguien pueda estar en contra. O el medioambiente. Por ejemplo, en 2021 por primera vez en la historia presentamos, como masonería argentina, un proyecto de ley de educación ambiental en el Congreso de la Nación. Después se unió a otros proyectos existentes y salió aprobado por unanimidad. Fue declarado de interés por universidades, por gobernaciones y por concejos deliberantes de distintos colores políticos. Es la Ley 1.420 del siglo XXI, la que va a permitir que en todos los niveles de la educación tengan este espacio de conciencia y herramientas para el cuidado de nuestra casa común, que es la Tierra.
- ¿Cuál es el perfil que tiene el masón hoy en la Argentina?
- RD: es muy distinto al que tenía hace 10 o 15 años. En la última década se ha cuadruplicado la membresía a la masonería. Muchos nos preguntan por qué sucede esto en el siglo XXI, cuando la masonería suena a siglo XVIII o XIX. Nosotros entendemos que nuevamente estamos llamados a cumplir un rol muy importante a partir de la crisis de representación que tienen los partidos políticos, las organizaciones religiosas, las asociaciones civiles, los clubes... En la masonería el ciudadano común encuentra un lugar donde se jerarquiza y se trabaja en valores, justamente en una sociedad en la que faltan valores y no se discuten ideas. Quien se incorpora encuentra en la masonería algo que realmente lo contiene.
- ¿Cuáles son esos valores?
- RD: la libertad, la igualdad, la fraternidad, la justicia, trabajar en la ciencia; el mismo trabajo como reivindicador del ser humano frente al mundo en el que se desarrolla; la democracia, la cuestión del laicismo. Más allá de respetar y de valorar como muy positivo desde lo espiritual y en la esfera íntima de cada persona la religión que quiera profesar, creemos que el espacio público tiene que ser laico. La Argentina ha tenido grados de tolerancia, de igualdad y de movilidad social a partir del laicismo. Por ejemplo, el guardapolvos blanco: todos iguales dentro de la escuela, sin importar si eras pobre, rico, judío, protestante, católico... Que en el siglo XXI esté en una pendiente de crecimiento exponencial marca que la masonería es un espacio donde los ciudadanos y las ciudadanas -porque también hay masonería femenina- pueden realizarse personalmente, colaborar en su entorno, ser solidarios. El perfil del masón de hoy es el del ciudadano profundamente comprometido con la sociedad en la que se desarrolla; con ganas y vocación de crecer en valores y en ideas.
- ¿Y cómo va desarrollándose este plan de apertura comunicacional?
- PL: creemos que hay grandes mitos alrededor de la masonería. Mitos que, haciendo un mea culpa, la masonería jamás había contestado. Y el que calla otorga. Queremos contar lo que la masonería ha sido, lo que es y hacia dónde vamos. Queremos trabajar aportando ideas, cerrando grietas y activando una filantropía operativa. Todavía no hemos visto el resultado final del distanciamiento social, de la pandemia. Hay locales cerrados, gente sin trabajo, una gran crisis que no sólo estamos viviendo, sino que viene. Entendemos que todos vamos a tener que estar ahí, poniendo el hombro para ayudar al prójimo. Se vienen tiempos muy complicados desde el punto de vista económico. Es lo que vemos y sentimos caminando por cualquier ciudad del país.
- Han recibido ataques en los últimos tiempos, incluso hubo manifestaciones frente a la sede de la masonería en Buenos Aires. ¿Cómo los toman?
- RD: como que estamos haciendo bien las cosas. Si los fanáticos nos atacan es porque somos la antítesis de eso. Si tuviéramos que elegir a quienes nos ataquen sería ese tipo de gente, vinculada al antisemitismo, al fascismo, al nazismo. Nosotros trabajamos en el sentido contrario, creemos que la grieta es una exacerbación del fanatismo. La masonería es el espacio en el que los hermanos que están en los extremos de la grieta se escuchan, se comprenden, se toleran, intercambian ideas. Esto logra la masonería.
- Mucho lo que fue secreto en la masonería durante siglos hoy está al alcance de todos en Internet. ¿Cómo manejan eso?
- PL: la masonería es vivencial. Yo te puedo contar el detalle de una iniciación, lo que es el ascenso a un grado de maestro, pero si no lo vivís es intransmisible. Podés leer o verlo en un video, pero tenés que vivirlo porque la masonería enseña a través de símbolos. Y el símbolo tiene de fantástico -lo que evoca al librepensamiento- que para vos es una cosa y para mí otra. Seguramente dentro de varios años los vamos a interpretar de otra manera, porque hemos cambiado y tendremos nuevas herramientas. Yo te puedo poner la vida y obra de todas las ceremonias que existen en la masonería a disposición, pero si no las vivís no formás parte de esa historia que se cuenta en pequeños trozos, que son los denominados grados.
- ¿Imaginan entonces una masonería más abierta, llamémosla pública, en el futuro?
- Estamos apuntando a eso, a abrirla cada vez más, a llegar a la juventud, a brindarnos como usina de ideas y no sólo en términos políticos y sociales; también en temas de educación, de filosofía, de laicismo. Hoy estamos trabajando en cuestiones de tratamientos paliativos y eutanasia por la modificación que se viene de la ley de muerte digna. Internamente hicimos fuertes debates y estamos vinculándonos con asesores y legisladores de todo el país para que conozcan la posición de la masonería y ofrecerles nuestros técnicos para trabajar en ese sentido.
- ¿Creen que se podrá componer la relación de la masonería con la Iglesia?
- PL: no tenemos problemas con la Iglesia ni con ninguna religión. Hasta hubo Papas masones, como Juan XXIII, por ejemplo. La masonería está excomulgada de la Iglesia Católica Apostólica Romana; en el que caso de la Argentina mucho tuvo que ver que la masonería fue promotora e instaladora de la Ley 1.420 de educación libre, laica y gratuita; de la ley de cementerios; y esto trajo choques políticos. Pero la masonería no está en contra de la fe. Cuando se analizan las bulas papales sobre la excomunión de los masones se ven temas netamente políticos. Una de esas bulas dice que ponemos en pie de igualdad a todas las religiones. Y es así, y con mucho orgullo. Pero hablamos de una época en la que la Iglesia Católica tenía otra preponderancia.
- En el imaginario colectivo aparece la masonería influyendo en la toma de grandes decisiones. Pero, ¿cuál es el real grado de influencia que tiene la masonería en ese sentido?
- PL: la masonería no actúa institucionalmente, por eso destacamos como pionera la presentación del proyecto de educación medioambiental. Pero si bien hay masones que forman parte de este Gobierno, otros que formaron parte del anterior y otros que seguramente formarán parte del que viene, institucionalmente no decimos “señor ministro, usted tiene que hacer esto”. No funciona así. Nosotros nos ofrecemos al hermano que es ministro, al juez, al senador o al obrero que quiere formarse moral y espiritualmente dentro de la masonería como un lugar donde debatir esas ideas. Y ser un pequeño simulador de cómo reacciona la sociedad ante determinados proyectos.
- ¿Por qué creen que alguien elige hacerse masón?
- PL: la masonería no hace proselitismo. Nadie te va a llamar para decirte “hacete masón”. Nosotros lo que hacemos es presentar a la masonería como un lugar de librepensamiento, donde vas a estar sentado al lado de alguien que está en la antípodas de tu forma de pensar y que te va a nutrir. Nosotros celebramos la diversidad de este espacio en el que todos pensamos distinto, para buscar objetivos en común. Proporcionamos herramientas de diálogo, de liderazgo. Es un espacio en el que reina la tolerancia, hay una real meritocracia y se privilegia al que trabaja para la masonería, en su formación personal y en la sociedad. Es un lugar donde se conocen personas de las diversas profesiones, de todas las edades y que es muy difícil encontrar en otro lado.